Año CXXXV
 Nº 49.528
Rosario,
miércoles  03 de
julio de 2002
Min 4º
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Editorial
El regreso de los oficios

La grave crisis que golpea a la Nación ha provocado el alza de los índices de desempleo hasta niveles impensables. Y así, muchos argentinos optan por emigrar o sueñan con hacerlo debido a razones cuya elementalidad asusta: sencillamente para conseguir un trabajo, sea cual fuere. Al mismo tiempo, la precarización de las condiciones de vida en el país ha provocado que muchos que se encuentran capacitados para realizar tareas calificadas descubran con estupor que sus servicios no son requeridos. Ambos extremos, paradójicamente, se tocan. Y confluyen, por ende, en la búsqueda de similar solución para un problema que tiene distintos orígenes: tanto quienes están sobrecalificados como aquellos que carecen de un conocimiento específico que les permita insertarse en el mercado laboral han redescubierto los oficios como posible salida.
En Rosario, la situación descripta ha levantado inesperadamente las acciones de los institutos que enseñan, por ejemplo, peluquería, mecánica del automotor, electricidad o plomería. En los Centros Educativos de Capacitación Laboral para Adultos (Cecla), que integran la órbita del gobierno de la provincia, la población estudiantil ha crecido tanto en cantidad como en calidad. Se trata, tal como lo contó a La Capital la directora del Cecla Nº15, de "gente sin empleo, universitarios y muchos secundarios", que incluyen a "maestras y profesores de idiomas, y hasta algunos estudiantes de medicina o abogacía que prueban suerte con computación".
No resulta grato, por cierto, que aquellos que se prepararon para una tarea determinada se vean impelidos -a causa de una dura realidad de la que no son responsables- a modificar el rumbo de sus vidas de manera virtualmente obligatoria. Pero simultáneamente debe valorarse, en este caso, la capacidad de reacción frente a la emergencia. No constituye un dato menor: en verdad, ante la profundidad de la caída nacional no son muchos quienes podrán darse el lujo de elegir un camino sin espinas. La mayoría de los argentinos deberá adaptarse a las dificultades de la coyuntura y realizar su aporte desde el puesto de combate que le adjudiquen las circunstancias. Habrá que trabajar mucho, simplemente, para que las cosas cambien. Y mientras tanto, afianzar la democracia, profundizar el diálogo, incrementar la participación y supervisar la gestión de las dirigencias. No existen soluciones mágicas para salir del túnel.


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