| | Editorial Un anuncio alentador
| La realidad económica y social del país permanentemente pone sobre la superficie sus profundos contrastes, deficiencias y paradojas. A tal punto que más de un estadista extranjero ha señalado a la Argentina como el único país del planeta que teniendo una enorme riqueza de recursos naturales, las cuatro estaciones y una población no extensa y con cierto nivel educativo no logra ser una potencia económica. Se señala esto porque inmersos en la profunda crisis recesiva surgen por otro lado alentadores datos de la industria vinculada a la producción de alimentos, fundamentalmente en el sur de la provincia. Inclusive el anuncio de que Europa amplió el cupo en 10 mil toneladas en la cuota Hilton para las carnes argentinas de alta calidad desató un mayor entusiasmo en los empresarios. Y es que los frigoríficos con planta en la provincia concentran el 50 por ciento de la cuota que se exporta al viejo continente y la ampliación implicaría una ganancia de aproximadamente 100 millones de dólares, una cifra que podría ayudar a generar mayores fuentes de trabajo. Hay que que tener en cuenta y reconocer el criterioso trabajo sanitario sostenido por el Senasa en su lucha contra la aftosa, lo que permitió recuperar la confianza de esos mercados y, por otra parte, ser cautelosos o razonables en torno a posibibildades futuras, ya que la coyuntura financiera del país no colabora para potencializar todo el sector frigorífico: dificultades para obtener créditos, falta de insumos, etc. Además, aún se debe esperar para ver cómo se consensúa con el resto de las provincias la distribución de la ampliación de la cuota. No obstante, estos anuncios permiten dimensionar el enorme potencial de recursos que el país concentra, los cuales si el Estado los defiende con una política sensata, de la que deben ser partícipes desde los grandes a los más pequeños empresarios y productores, es posible comenzar a esperanzarse con la recuperación económica en un plazo no tan lejano. Concretamente, hay una gran cantidad de pueblos y ciudades que se han desarrollado bajo el influjo de la industria alimenticia. El aumento de las exportaciones implicaría un efecto multiplicador que puede llegar a transformar radicalmente la perspectiva de cada una de ellas. Se debe trabajar entonces con coherencia y transparencia para materializarlo, con la idea de que el país nunca más puede permitirse la pérdida de un mercado comprador.
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