El gobierno nacional se distanció ayer de cualquier repercusión política que pudiera acarrearle la muerte de los dos jóvenes piqueteros el miércoles pasado, y atribuyó la responsabilidad por la tragedia de la estación Avellaneda al "comportamiento inadecuado e irresponsable de una parte de la Policía Bonaerense", fuerza que obviamente está fuera de su jurisdicción, según resumió anoche a La Capital una altísima fuente de la Secretaría de Seguridad, que pidió reserva de su nombre.
Durante toda la jornada de ayer el secretario de Seguridad, Juan José Alvarez trabajó en su despacho del barrio de la Recoleta, donde recibió informes de sus colaboradores y mantuvo contacto permanente con el presidente Eduardo Duhalde. Por la noche, se dirigió hacia el domicilio del gobernador bonaerense, Felipe Solá, con quien mantuvo una larga reunión. Requerido en forma insistente por la prensa, Alvarez solamente dijo que una editorial de un diario de ayer (se refería a La Nación) reflejaba una posición cercana a su pensamiento sobre los sangrientos sucesos. Esto suena lógico, ya que el matutino lamentaba que en el puente Pueyrredón no hubieran actuado fuerzas federales.
"Por eso es que todas las renuncias se producen en el ámbito de la provincia de Buenos Aires, que está fuera del comando nuestro ¿no?", enfatizó la fuente, para resaltar una lejanía que si bien es correcta en lo formal, promueve de todos modos segundas lecturas sobre la responsabilidad política del gobierno nacional. El informante (de primer nivel) dejó en claro que la administración nacional rechazará cualquier responsabilidad política que se hubiera originado en la Maldita Policía.
Televisión registrada
Relativizó, incluso, una denuncia de la televisión sobre la existencia de un testigo que resultó ileso de un balazo disparado por un efectivo de la Prefectura, fuerza que sí está dentro de su jurisdicción. "A nosotros no nos consta. Las fuerzas federales no registraron confrontación y actuaron en grupos pequeños a posteriori de las muertes. Sí sabemos que hay una denuncia, pero nos resulta raro, convengamos que no es común: dicen que el perdigón le quedó en la ropa... En fin, hay una denuncia. Pero todo se está investigando, acá no terminó nada. Pero en la estación de Avellaneda no actuaron fuerzas federales", agregó.
La fuente calificó de "repugnantes" las teorías desarrolladas por la prensa sobre la existencia de una interna entre dirigentes bonaerenses, tanto del gobierno nacional como el provincial, como contexto general a las repercusiones por la muerte de los dos jóvenes piqueteros. "¿A ustedes les parece que visitaríamos al gobernador Solá en su casa si acá hubiera una interna entre nosotros?", preguntó enojado el informante. Y hasta elogió dichos del gobernador bonaerense, quien en plena crisis admitió que "la responsabilidad política, que es una cuestión moral, es indelegable". La fuente añadió: "Me parece de una enorme valentía de parte de él", generosidad que dejaba en campo de soledad el peso de los hechos.
De manera muy conveniente para la Secretaría de Seguridad, el informante pidió que "se nos haga responsables de lo que somos responsables, por ejemplo, del día posterior". Esto es, el jueves, día en que la investigación cambia de dirección, se descubren las mentiras del comisario Franchiotti y se avanza hacia la responsabilidad de los efectivos de la Bonaerense. Porque ese crédito también lo asume la dependencia de Seguridad de la Nación: "El miércoles nosotros empezamos a investigar primero a nuestras propias fuerzas federales; después obtenemos los datos que, a través de las fotografías, podían probar la responsabilidad de la Policía Bonaerense. Todo con material nuestro, con informes, con videos, con testigos, más el material que aportó la prensa".
Preguntado sobre las primeras reacciones oficiales (las denuncias de "complot" del ministro del Interior, Jorge Matzkin, más la versión que los piqueteros se habían matado entre ellos) la fuente dijo en forma escueta: "La palabra complot no es la que más me gusta", devolviendo la pelota al hombre de La Pampa.