Cañada de Gómez. - "¿Cómo podemos enseñar lo más elemental si los chicos llegan a la escuela con hambre?". Las docentes del Jardín 178 se hicieron esta pregunta una y otra vez hasta que elaboraron un proyecto de acción comunitaria que solucionará el problema. Así comenzaron a fabricar dulces para venderlos y obtener recursos con los cuales se pretende mejorar la alimentación de los alumnos.
La iniciativa, que responde a un proyecto de investigación pedagógica, también contempla el armado de una huerta comunitaria, la elaboración de pan casero y otros productos. La idea nació del establecimiento escolar, pero inmediatamente contagió a un grupo de padres que se sumaron a colaborar cuando se conoció el propósito.
Unas veinte madres pusieron manos a la obra y la semana pasada fabricaron 170 potes de dulces que vendieron a un peso cada uno. Como tuvieron un buen resultado ahora proyectan una feria que estiman presentar en la plaza de las Colectividades. La idea es hacer una nueva producción y venderla al resto de la comunidad cañadense.
Los dulces Estrella del Sur no sólo son conocidos por su típico sabor artesanal, sino también por el amor con el que son preparados. El dinero recaudado permitirá suplementar con comida sólida la copa de leche que reciben los niños y adquirir algunos útiles escolares necesarios para llevar adelante la tarea pedagógica. "Sin el apoyo de los padres este proyecto no hubiese sido posible. Como la comunidad tiene un alto porcentaje de familias sin trabajo pensamos que nos iba a costar vender, pero al final la cantidad no nos alcanzó debido a la gran demanda que tuvimos", contaron las maestras a La Capital.
En efecto, el Jardín 178 tiene una matrícula de unos 200 alumnos, quienes, en su gran mayoría, provienen de familias desocupadas. Casi el 50 por ciento del grupo concurre de lunes a viernes a comedores escolares y a la guardería infantil para recibir el almuerzo.
El plan comenzó con el aporte de información útil a los padres. Casi todas las semanas envían, en el cuaderno de los alumnos, recetas de comidas económicas y preparados sobre la base de soja. Esa información también es publicada en el ingreso a la escuela.
En el patio del jardín hay un horno donde se elabora pan casero y también una huerta que recientemente comenzó a preparar otro grupo de padres. Los fondos recaudados son administrados por una comisión bajo la coordinación del cuerpo directivo que plantea las necesidades más urgentes.
"Tuvimos que hacer algo porque comprobamos que los niños de 3, 4 y 5 años llegaban al jardín con muchas necesidades. Hay muchos casos de niños que no se alimentan los fines de semana y durante los días de clases comen salteado", explicaron.
Integración
Si bien el objetivo es mejorar la alimentación de los chicos -que la concretan con un suplemento en la copa de leche- y la adquisición de útiles escolares, el proyecto también logró integrar a los padres en una convocatoria común que mantiene a la familia más unida. "La gente ha podido reunirse a raíz de las sugerencias que le dimos y ya estamos observando los resultados porque la respuesta es cada vez más importante. Hoy recibimos colaboraciones en trabajo y también donaciones que son de gran utilidad", acotaron.
El objetivo del programa implementado permite que "las familias aprovechen los recursos de la mejor manera posible". Para el cuerpo directivo del jardín los objetivos propuestos no se van a cumplir en el término de un año, pero significa comenzar un camino que hay que transitar.
La iniciativa tiene como base respetar los puntos referentes a la alimentación en el marco de la declaración de los derechos del niño. "Un chico bien alimentado rinde pedagógicamente", explicaron las maestras del jardín, quienes se las tuvieron que ingeniar para llevar adelante la movida.