Pablo F. Mihal / La Capital
Fue un típico clásico. Un partido donde se arriesgó sólo lo necesario y los errores se pagaron muy caro. Parejo a más no poder, tanto Duendes como Jockey dieron cuenta de sus virtudes y también de sus defectos. Ha de ser por eso que el 25 a 24 final favorable para los verdinegros quedó a la medida del partido. Emotivo por lo que generó el partido en sí y de a ratos entretenido, en este primer choque del año las defensas volvieron a superar a los ataques. La marca y la presión estuvieron a la orden del día. Duendes fue el que primero se acomodó mejor en el campo pero fue la visita la que pegó la primer estocada y sacó los dividendos. Los forwards verdiblancos complicaron a sus pares y a los 6' tuvieron su premio en el try de Woelflin. Unos minutos después Di Bernardo anotaba su primer penal y Jockey estiraba las diferencias. El partido se abrió y se hizo de ida y vuelta, pero las marcas no daban lugar a festejos. A los 32', hubo una jugada que podría haber cambiado el curso de la historia. Salamanca se escapaba al ingoal verdinegro dribliando cuando fue detenido por Fachetti -que era el último hombre-, en un claro try penal. Pero al no ser sancionado como tal posibilitó que todo siga como hasta entonces. Sólo los penales abrían la posibilidad para romper el marcador. Leandro Bouza, que comenzó pateando mal se recompuso y acortó las distancias. Todo seguía equilibrado y el parcial cerró 9 a 11. En el complemento, los duelos en los distintos puestos le pusieron condimento a las acciones. Así se pudo ver cómo luchaban por someterse Nannini con Fradua en el centro de la cancha, Palou con Boffelli en los lines o el indiecito Fernández con Bosco en los scrums. Pero de todos los duelos, los que resultaron una verdadera pulseada fueron los de las terceras líneas, una lucha de seis titanes. Mientras que el pie de Bouza seguía sumando, Duendes permitió la lógica reacción de Jockey que fue a buscar el descuento quizás en forma apresurada y con poco orden. No obstante logró su cometido. Dos tries por las puntas (uno de Salamanca y otro de Arce) ponían al verdiblanco de nuevo a la vanguardia. Pero Duendes no estaba muerto y quizás cosechó el triunfo de la forma que todos lo quisieran conseguir, a dos minutos del final con un try bajo los palos. Cuando Escalante apoyó desató el delirio, paradójicamente auyentó el fantasma y se quedó con el triunfo. Ante Jockey, nada menos.
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