La posible obtención del tercer puesto había ilusionado a jugadores e hinchas coreanos. Por ello, a pesar del histórico logro de llegar a las semifinales, algunos miembros del equipo no se consolaban tras finalizar el partido y se desplomaron sobre el campo de juego. Ante ello, Hakan Sukur, capitán de los turcos, se acercó a los asiáticos para darles una mano e invitarlos a caminar juntos al centro de la cancha a saludar al público. Así fue como los dos seleccionados, más suplentes y cuerpos técnicos, en un gesto de confraternidad saludaron abrazados a los espectadores.
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