La Iglesia Católica Apostólica Carismática consagró ayer en Passau (sur de Alemania) a siete mujeres sacerdotes de Alemania, Austria y Estados Unidos, en una ceremonia celebrada a bordo de un barco, en el Danubio, en la frontera germano austríaca.
El oficio religioso de dos horas y media de duración fue presidido por el arzobispo argentino Rómulo Braschi y concelebrado por un obispo austríaco y otro de la República Checa, así como por un diácono de Alemania, ante 300 invitados especiales de Europa, Estados Unidos y América Latina.
Varias de las mujeres son doctoras en teología, formadas en un seminario de Linz (Austria) por catedráticos católicos, y una de ellas es religiosa de clausura de una orden de la Iglesia Católica Romana, cuya identidad no fue revelada para evitar sanciones del Vaticano.
El lugar exacto y la hora de la consagración habían sido mantenidos en secreto hasta ayer por temor a que la Iglesia Romana pudiera impedir su realización.
La Santa Sede no reconoce este rito que, sin embargo, se ajustó estrictamente a "la liturgia de la palabra" practicada por esa iglesia. Ayer, fiesta de San Pedro y San Pablo y fecha en que tradicionalmente se ordenan sacerdotes católicos, fueron leídos los textos usuales en estas ceremonias: Hechos de los Apóstoles 12, 1-11; Salmo 33, 2-9; la Epístola de San Pablo a Timoteo 4, 6-8; y el Evangelio según San Mateo, capítulo 16, versículos 13 al 19.
El arzobispado de Munich calificó la ceremonia de "espectáculo de sectas". Pero Braschi, de 60 años, alejado de la Iglesia Católica Romana durante la dictadura militar argentina (1976-1985), expresó su comprensión por "el nerviosismo" de las autoridades católicas de la capital de Baviera.
La Iglesia Católica Apostólica Carismática Jesús Rey reúne a 13 mil fieles de Europa, América y Africa, tiene su sede precisamente en Munich, y a comienzos de 2003 ordenará por primera vez a tres mujeres latinoamericanas (Argentina, Brasil y México), en el marco de una ceremonia en la que consagrará asimismo a cinco hombres y otras 12 mujeres de Europa y Africa.
"Roma acostumbra a calificar de sectas a todo lo que no sea suyo", dijo Braschi. "Pero si recordamos la historia, el cristianismo nació como un desmembramiento de la religión judía y tuvo un origen que, si nos guiáramos por su propia definición, habría sido entonces también sectario", afirmó el prelado.
"No nos inquietan las descalificaciones de las autoridades romanas", y "seguimos adelante firmemente con nuestra tarea pastoral", añadió Braschi.
Un gran interrogante
"El paso que hemos dado plantea además una gran interrogante", subrayó. "Si bien no consagro para la Iglesia Católica Romana, sino para la Iglesia Católica Carismática, sigo la línea de sucesión apostólica de San Pedro. Estas siete mujeres han decidido el camino que van a emprender y Roma también tendrá que decidir, en su momento, si las admite o no en su esfera, porque todos somos católicos", dijo.
Para Braschi "la Iglesia necesita urgentemente ser reformada, una opinión que comparten muchos obispos y fieles en todo el mundo, y se va a enriquecer con el ingreso de las mujeres al sacerdocio, así como con la integración de la familia a la vida religiosa, porque le aportarán nuevos bríos e impulsos". (AFP)