Daniel Leñini / La Capital
El 9,4 por ciento de los bebés nacidos en los hospitales públicos de Rosario en 2001 pesó menos de 2,5 kilos y las autoridades calculan que este año podría estar rondando o superando el 10 por ciento. El índice, que representa un leve aumento de un punto con relación a años inmediatos anteriores (1996-1998), arroja de todas maneras un panorama menos negativo que otras ciudades como Mar del Plata donde ascendió al 13 por ciento al cierre de 2001, según la información oficial distribuida el jueves pasado. El secretario municipal de Salud Pública, Miguel Capiello, señaló a La Capital que sobre 9.572 partos producidos en el año 2001, 897 bebés resultaron inferiores a 2,5 kilos (el 9,4 por ciento) cuando una década atrás de 13.746 nacimientos 1.118 fueron bebés de bajo peso: el 8,1 por ciento. Para ilustrar la relevancia del problema cabe la mención de Jamaica, que con el 16 por ciento de niños nacidos con bajo peso se sitúa en la cumbre de América. A la nación caribeña, así, la realidad argentina le estaría pisando los talones dado que para fines de 2002 se estima que el promedio general superará el 13 por ciento. Según el Centro Latinoamericano de Perinatología, en los Estados Unidos sólo el 6 por ciento de los niños nace con bajo peso, y en Suecia no llega al 3. Pero en esos países la mayoría de los casos de niños con bajo peso corresponde a nacimientos prematuros y sólo un resto lo conforman los desnutridos fetales. En Latinoamérica es exactamente al revés. "La solución pasa por mejorar las condiciones de vida de la gente; que todo el mundo tenga trabajo y un pasar digno", opinó el secretario Capiello. "Como dijo el escritor inglés Peter Townsend, la pobreza no es inocua, la pobreza mata. A través de la desnutrición, la tuberculosis, el sida y otras enfermedades", agregó. El funcionario atribuyó en general a "la mala nutrición de la madre y a otros hábitos desaconsejables como fumar", las causas principales del nacimiento de bebés desnutridos. Y advirtió que "un meritorio investigador rosarino, el doctor Guillermo Carroli, director a la vez de la maternidad Martin, señala que revertir situaciones de esta gravedad exige como mínimo 10 años, siempre y cuando mejoren las condiciones del país". -Doctor Capiello, ¿los partos en los hospitales públicos son demostrativos de todo el universo de nacimientos? Mejor expresado: ¿qué porción representan del total? -Son un número importante: en la ciudad puede haber entre 15.000 y 17.000 nacimientos anuales, y nuestras estadísticas abarcaron casi 10.000 partos del 2001 y 24.000 de 1996 a 1998. Nótese que dos maternidades municipales, la Martin y Roque Sáenz Peña, suman el 40 por ciento de los partos producidos en Rosario y el 60 por ciento de los partos en hospitales públicos. -¿Cuales fueron los índices de bebés desnutridos del 96 al 98? -Allí abarcamos 26 meses, es decir que pisamos otro año, y de 23.920 partos, 2.164 resultaron desnutridos, el 9 por ciento. En 2001 se registró el 9,4 con una variación mensual que fue del 8,8 la mínima, a 9,9 la máxima. -¿La concurrencia de tantas parturientas de sectores humildes a la maternidad Martin y Sáenz Peña no les está indicando la necesidad de implementar planes de control de natalidad? -Esta Municipalidad creó el programa de procreación responsable que incluye la entrega de anticonceptivos o dispositivos intrauterinos a 20.000 mujeres. El 97 por ciento de los partos tienen control prenatal, es decir que prácticamente todas las mujeres que paren en los hospitales gozan de un mínimo de cuatro consultas durante el embarazo, lo que garantiza un parto controlado. Por esto, y por el índice de cesáreas de solo el 18 por ciento, uno de los más bajos de Latinoamérica, es que Unicef declaró a la maternidad Martin hospital amigo de la madre y el niño. La Martin arrastra un prestigio de varios años atrás. Joseph Stiglitz (Nobel de Economía 2001) dijo que al mundo le faltan 100 millones de mujeres, es decir todas aquellas madres que murieron en el momento de dar a luz. Nótese entonces de qué manera la pobreza resulta implacable nada menos que en el acto grandioso de dar a luz.
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