Sorpresa extra y con intereses. Pese al corralito, la licuación de los salarios y las largas jornadas laborales, empleados del Banco de Santa Fe van una vez al mes al Hogar del Huérfano para festejarles los cumpleaños a los chicos. Con el dinero que juntan entre ellos compran los regalos para cada uno de los niños, encargan las tortas, adquieren el cotillón y además consiguen donaciones de empresas por lo que se puso en marcha una amplia cadena solidaria. A partir de la iniciativa, los 153 pibes que viven en la entidad pueden celebrar su día, algo que no se podía realizar hasta ahora por falta de recursos.
La tares no es sencilla. Hay que ultimar detalles y no dejar nada al azar para que el homenajeado disfrute al máximo posible su día. La cita es hoy, a las 19, y una vez que terminen de inflar los 153 globos, de acomodar las mesas, de apilar los regalos, se prenderá la música y entonces sí: comienza la fiesta para todos.
La idea original fue de Rosana Ferreyra, de 34 años, que hace cuatro trabaja en el banco. Sencillamente, relata que por estrictas razones laborales fue al Hogar del Huérfano donde conoció a Emilse, una nena que se acercó y le dijo: "Faltan pocos días para mi cumpleaños". El mensaje llegó a buen puerto y Rosana averiguó si en el hogar se hacían estos festejos.
Los directivos de la entidad respondieron que la magnitud de la crisis de los últimos tiempos obligó a suspender las fiestas de cumpleaños. "Volví al banco, se lo conté a mis compañeros y pensamos por qué no hacer una vez al mes una fiesta para que los chicos festejen, y enseguida muchos se engancharon", contó la joven bancaria.
A su lado, Marcelo Acero, de 35 años y con dos hijas, asiente con entusiasmo. En cada escritorio, los empleados comentan que uno consiguió chupetines, el otro galletitas y más allá, algunos que ya tienen libros de cuentos para regalar.
Puesta en marcha
Una vez hecha la propuesta no sólo los empleados se sumaron, sino que también lo hicieron algunos de los funcionarios del banco. Pero hubo más, los clientes de la entidad escucharon la historia y se sumaron a la partida.
Así, la aparente frialdad de los números y de la economía se transforma cada día del mes en gestos solidarios concretos. Vía correo electrónico, fax o teléfono la cadena de colaboradores crece silenciosamente.
La primera experiencia se hizo en mayo y unos diez empleados estuvieron presentes en el bautismo de fuego. Se hicieron cargo de juntar y llevar todas las cosas indispensables para el encuentro y además consiguieron especialistas en animaciones infantiles que no cobraron un peso por su trabajo.
Hoy, ni bien terminen con sus labores en la entidad, el grupo se desplazará hasta el edificio del Hogar a preparar los últimos detalles. Habrá una torta grande para todos los niños, pero también una individual para cada homenajeado con el nombre y la edad de cada uno. En este caso son siete chicas y dos nenes con edades que varían de los 5 a los 17 años, que cumplirán con rigor el soplo de las velitas.
La mayoría de los chicos que habita el hogar son derivados por la Justicia, en muchos casos están en la institución de lunes a viernes y el fin de semana lo pasan con las familias. Pero otros no tienen esa suerte y quedan en la institución sin visitas domingueras.
"Lo que más te demandan es que los atiendas o que les hagas upa, y uno trata de que todos lo pasen bien. Estamos contentos y creemos que mañana (por hoy), van a venir muchos a ayudar a organizar", se entusiasmó Rosana.
Con los pesos que aportaron los empleados cada uno de ellos tendrá un regalo especial y personal, y se comprarán aquellas cosas que no fueron donadas como las tortas. De todos modos ya está listo el cotillón, un grupo de teatro que hará la animación, empresas que donaron el jugo, las golosinas, chizitos, palitos y papas fritas, y las salchichas para hacer más de 400 panchos. Pero habrá más: sorteos de libros infantiles y juguetes, música y baile para todos los presentes.
Los empleados están sorprendidos de la respuesta de todos los que se van enterando del proyecto y se suman día a día. Algunos con ideas, otros con monedas, otros con lo que puedan conseguir para los chicos. "En realidad no se necesita tanto, lo único es que hay que hacerlo", advierte Rosana. Ni más ni menos. Sólo es necesario sensibilidad y tener ganas de hacer algo por quienes más lo necesitan.