| | Reflexiones Los cambios institucionales
| Daniele María Alvarez (*)
Las asambleas populares y los cacerolazos han provocado un quiebre en la vida del país, algo como un despertar, producto de un proceso de desbaratamiento de derechos: a la vida, a la educación y al trabajo. En esta Argentina hambrienta de justicia que nos toca vivir las soluciones mágicas no existen, como tampoco los problemas se presentan por generación espontánea. Al decir de muchos, también de Aristóteles, "casi todo está ya inventado, pero algunas cosas no están organizadas, y otras se conocen pero no se practican". Todos sabemos que debemos elegir representantes probos pero no lo hacemos, o lo que es peor: ¿nos engañan? Particularmente, no creo en las elecciones inocentes. Así como en el amor seductor y seducido juegan a la conquista y este último finalmente cede y protagoniza su idilio, el elector siente y amerita sus deseos en aquel que pretende representarlo. Dónde radica entonces el error sustancial que provoca la decepción de los representados, traducida en la frase "yo no lo voté", constituye un interrogante sin respuestas. Si queremos que se respeten nuestros derechos, debemos refugiarnos en las nuevas vertientes que nacen de las protestas convertidas en propuestas. Los graves inconvenientes en los aspectos económico y social obedecen a un modelo que reposa en el conformismo y la corrupción; el primero otorgaba bienestar sin mayores esfuerzos y el segundo resume las conductas adoptadas por casi todos los funcionarios. Es necesario analizar cómo ocurrió lo que ocurrió sin escatimar responsabilidades, porque en la indiferencia existe una cuota de esa responsabilidad. Este sistema de corrupción no funciona sin transferencias, es decir, para que exista el corrupto debió lanzar su móvil el corruptor y viceversa. No podemos confiar en que las respuestas que esperamos puedan llegar de la clase política que quedó enquistada en el poder por generaciones. Mi aporte, entonces, acerca de temas que es necesario abordar: cambios en sistemas electorales, ley de lemas, partidos políticos y ley electoral. La Constitución de Santa Fe establece que los partidos deben canalizar las inquietudes de la sociedad y les atribuye la función de seleccionar y proponer a sus candidatos. En la provincia se eliminaron las internas partidarias con la incorporación de la ley de lemas, ya que el elector sintetiza su opción y acumula la elección de lema y candidato en un solo acto. Esta forma de votar institucionaliza el doble voto simultáneo. Por lo tanto en la elección existen lemas: los constituyen los distintos partidos políticos y las alianzas que éstos realizan; y sublemas, que están constituidos por las corrientes o líneas internas de un lema. Hay contradicciones dentro de este ordenamiento, como por ejemplo que el espíritu democrático consagrado por nuestra Constitución se ve acotado por el art. 29, que fija que los partidos concurren a la formación y expresión de la voluntad del pueblo y los ciudadanos son libres de constituirlos o de afiliarse a ellos. Estos son los únicos canales posibles para poder ser elegido candidato, lo que significa que, de surgir algún referente de una asamblea barrial, no puede acceder si no es a través de la formación de un nuevo partido político, y dadas las exigencias formales y de estructura territorial se necesitan dinero y aparato. Esto hizo que se institucionalizara un accionar basado en favores partidarios y la práctica de dádivas proselitistas. Hacer prevalecer el sentido democrático es razonable, pero las instituciones partidarias sufrieron una saturación y por ello crece la idea "refundacional". En el marco de la revisión necesaria de la Constitución, Asamblea Constituyente de partidos políticos y ley de lemas, si bien es un tema técnico todos tenemos el deber de conocer y acercar propuestas. Fueron demasiados los años en que pensamos que estos temas eran privativos de la clase política. En orden a sanear inconvenientes que tiene este sistema eleccionario, citamos algunos ejemplos: El triunfo del candidato menos votado: analizando la ley de lemas existen cuestiones a tener en cuenta. Puede suceder que no fue elegido el candidato más votado sino el del lema más votado, también puede ocurrir que gran número de ciudadanos quede sin representación, porque los partidos no alcanzaron el mínimo exigido por la ley, con lo cual es necesario repensar el respeto por las minorías y no establecer porcentaje de piso. El lema más votado: actualmente tiene asegurada la mayoría en la composición de la Cámara de Diputados, ya que, del total de 50, le corresponden 28 al lema más votado y los restantes 22 son distribuidos proporcionalmente. Si los órganos colegiados hacen a la pluralidad de ideas, mejoran la transparencia en la gestión del Ejecutivo y auspician la publicidad de actos de gobierno; en suma, construyen la apertura democrática de la gestión ¿Por qué se premian con un plus de mayoría y no distribuir los cargos en forma proporcional? La reducción propugnada por algunos sectores, relativa al número de componentes de los cuerpos legislativos, es razonable. No obstante, debe enmarcarse en una reducción de los gastos de estructura, llámese dietas, asesores, gastos de representación y a su vez respetar la representatividad de las minorías. Advierto que los proyectos que se sustancian tienen propuestas simplistas sin un estudio pormenorizado de cuáles serían los efectos de las reformas en la consolidación del sistema democrático. (*) Abogada
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