El juez de Instrucción Nº 10, Alfredo Ivaldi Artacho, archivó ayer la denuncia de Ruth Atkinson por la supuesta falsificación de la firma de Jorge Boasso en la planilla en la que oficializó su candidatura a concejal por un sublema del radicalismo para las elecciones del 14 de octubre de 2001. El magistrado tampoco recibió la declaración espontánea (una confesión, en realidad) que pretendió brindar ayer Rubén Darío Fossaluzza, primo de Atkinson y su asesor en el Concejo Municipal, quien dijo haber sido el autor de la falsificación en las planillas que presentó el sublema Unión de Independientes ante el Tribunal Electoral de la provincia oficializando las candidaturas. Ivaldi Artacho consideró que aun cuando es "muy probable" que se trate de una rúbrica estampada por otra persona y no por Boasso, como dice Atkinson, no hay delito en la supuesta falsificación por la sencilla razón de que esto no significó un perjuicio para nadie y menos para el propio Boasso. La denuncia de Atkinson, otrora compañera de lista de Boasso en un sublema radical y hoy el principal obstáculo para su regreso al Concejo Municipal, acabó así convirtiéndose en un intento desesperado pero al mismo tiempo inútil por mantenerse en una banca que inevitablemente debe ceder a su antiguo jefe político por decisión de la Justicia. La estrategia de Atkinson consistía en cuestionar la validez de la candidatura de Boasso, cuya rúbrica al parecer fue colocada de apuro porque el candidato no podía llegar a tiempo al Tribunal Electoral (funcionaba en la ciudad de Santa Fe) para hacerlo personalmente. Sin embargo, el juez dijo que esto no causó ningún daño a terceros, un requisito indispensable para que el delito de falsificación de documento público quede configurado. De hecho el magistrado pudo comparar la firma cuestionada con otras reconocidas por Boasso y llegó a la conclusión de que probablemente no haya sido estampada por él en las planillas oficiales, pero aun así consideró que no hay ninguna conducta penalmente reprochable. Hubiese existido delito en caso de que esa firma hubiera forzado a Boasso a presentarse como candidato, algo que a estas alturas luce como un disparate. Pero ocurre todo lo contrario. "Es evidente que Boasso quería ser concejal y toda su conducta posterior lo avala", dijeron fuentes cercanas a Ivaldi Artacho. Por eso el juez consideró que no hubo perjuicio y que por lo tanto en esta falsificación no hubo delito.
| |