Miguel Pisano / La Capital
No se va, Moretti no se va". El canto de los jugadores de Argentino después de los dos últimos partidos habla por sí mismo de la excelente relación que el ex director deportivo tejió con el plantel profesional salaíto. Cumplido el objetivo de salvarse del descenso el equipo quedó a un tris del sueño de entrar al reducido, luego de los cuales el empresario Raúl Moretti dejó el cargo, aunque espera la posible llegada de un sponsor para decidir si volverá al club de barrio Sarmiento, ahora que Argentino quedó acéfalo por la renuncia de la comisión directiva. -Habías prometido que se salvaban del descenso, pero tampoco era un milagro lograrlo. -Sí, yo había dicho que nos íbamos a salvar del descenso, logramos el objetivo en la parte coherente y pensada, pero uno está acostumbrado a vivir estas situaciones límite como nos había pasado en la temporada 2000-2001, cuando Argentino había roto el contrato con otra institución de la ciudad y en una semana tuvimos que armar otro equipo, en otro momento en el que también me pidieron que los acompañara, no en un rol tan protagónico como este pero sí ayudando en todos los sectores, y logramos financiar una campaña con juveniles a través de la venta de Mellado y de algunos otros recursos que generamos. Y de esa manera Argentino pudo participar todo el año en AFA y no perder la categoría fuera del campo de juego. Esta fue una circunstancia distinta porque el plantel venía de un montón de golpes, encontré jugadores carentes de contención tanto económica como afectiva, y logramos revertir una situación que había comenzado bien pero que se había complicado como consecuencia de la falta de aportes de los sponsors. -El ex presidente Cavalli declaró que si no fuera por tu trabajo no hubieran seguido jugando. ¿No se le fue la mano? -En aquel momento lo dijo el presidente, es cierto. Después del partido con Brown de Adrogué, Argentino jugó con juveniles porque los jugadores que habían quedado del primer proceso habían decidido no jugar más. Y no solamente estaba la dificultad de la falta de esos jugadores, que eran imprescindibles para los 12 partidos que faltaban, sino que también se dificultaba hasta el traslado a Buenos Aires, es decir que Argentino corría el grave riesgo de irse al descenso sin siquiera jugar. Entonces iniciamos esta gestión porque llegamos a otra situación límite, como me ha tocado pasar en la vida cotidiana, en varios aspectos. -Sólo les faltó cumplir el sueño de jugar el reducido. -También decíamos que teníamos un sueño que se terminó, que era el otro, el de jugar las finales, pero me sorprendió el cuerpo técnico formado por un chico joven como Barbieri, con fuerte personalidad y futuro, que mostró capacidad tanto como para dirigir como para restablecer la comunicación con el grupo, que se había roto por la ida de jugadores y la falta de contención. Yo no cuento los partidos que perdimos en Rosario sino que digo que si le ganábamos a Morón íbamos a jugar las finales. Ese partido salimos 1 a 1 por un penal que no fue, que cobró un tal D'Amico, un gordito que no puede dirigir ni en el interno de Provincial. Veníamos de empatar con Atlanta y de fallar en la definición, y de ganarle a Italiano. Después de perder en forma inesperada con San Telmo el grupo quedó destrozado y tuvimos que hablar mucho. -¿Los jugadores te pidieron que te quedaras? -Sí..., fue algo que me emocionó mucho. En el viaje de vuelta lo hicieron con cánticos y eso es algo que tiene un valor extraordinario.
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