Buenos Aires. - La presunción de que los productores guardan dinero en las estancias a raíz de la buena cosecha y el alto valor de los granos, sumado a la negativa de depositar en bancos por el "corralito", incentivó a la delincuencia a trasladar los robos violentos de la ciudad al campo.
Una ola de asaltos sangrientos y con torturas similar se había desatado años atrás pero en la zona de quintas aledañas a la Capital Federal donde las víctimas fueron generalmente productores bolivianos que guardaban el efectivo en sus casas, ya que muchos de ellos eran analfabetos por lo que tampoco operaban con bancos.
El fenómeno actual comenzó en partidos del norte de la provincia de Buenos Aires, donde en los últimos días fueron asesinados por asaltantes dos hombres de campo y muchos resultaron lesionados, incluso uno de ellos sufrió quemaduras en el 60 por ciento de su cuerpo.
Si bien los hechos más sangrientos se registraron en esa región bonaerense, lo que hizo presumir a los investigadores que existe una gran banda con "células", robos que incluyen el cautiverio de personas durante horas son denunciados en toda la provincia.
La modalidad de robo se repite en casi todos los casos: dos o tres delincuentes armados y encapuchados son dejados cerca de las tranqueras de acceso por vehículos que los esperan en las cercanías y tras torturar a los productores, los dejan atados y huyen con lo robado.
De esta manera los productores bonaerenses dejaron de ser sólo víctimas históricas de cuatreros y ahora se convirtieron en un blanco fácil de violentos asaltantes, algo que parecía un flagelo exclusivo de las grandes urbes.
Es que con el fin de la convertibilidad los granos mantuvieron su precio a valores internacionales en dólares, por lo que se triplicaron las ganancias y lo que antes era un botín insignificante ahora es una pequeña fortuna codiciada por los ladrones.
Expertos en temas agropecuarios coincidieron en que, además, esa dolarización de insumos agrarios también influyó para inspirar a bandas de delincuentes a atacar campos para robar agroquímicos y semillas de los galpones.
Fuentes de distintos sectores coincidieron en señalar que a raíz de esta coyuntura y con la falta de efectivo de las potenciales víctimas urbanas, los delincuentes agudizaron su ingenio y comenzaron a realizar tareas de inteligencia en zonas rurales.
"Al ser una ciudad no muy grande, los delincuentes de Pergamino cuentan con exacta información de quién cobra algo, retira dinero del banco o de alguna manera se hace de unos pesos", dijo un hombre que, como todos los atemorizados habitantes de la zona, no quiso revelar su identidad.
"El peligro viene después, por la violencia con que tratan de llevarse el dinero. La gente de este lugar y otros pueblos vecinos está muy atemorizada y se siente indefensa a merced de estos asesinos", reconoció el poblador de la zona.
El propio gobernador Felipe Solá se manifestó preocupado por estos episodios y definió que "esas bandas averiguan en los pueblos los movimientos, por lo que acá no se puede hacer una tarea de disuasión con policías rondando, sino lo que hay que hacer es ir a buscar las bandas a donde están".
Zona de riesgo
Un relevamiento realizado por Télam en todas las fiscalías del interior provincial permitió determinar que los asaltos más violentos están zonificados en el norte, aunque se reciben denuncias por robos aislados en todo el territorio.
Los intendentes de Pergamino, Arrecifes, Capitán Sarmiento, Colón, Salto y Rojas ya comenzaron a tomar la problemática a nivel zonal y se reunieron para acordar un documento conjunto para reclamar soluciones al gobierno provincial.
Los jefes comunales pedirán, además al Procurador General de la Suprema Corte de Justicia Bonaerense, Eduardo de la Cruz, la designación de nuevos instructores judiciales para Rojas, Capitán Sarmiento y Salto ya que consideran que las fiscalías de la jurisdicción no dan abasto.
El epicentro de esta peligrosa zona rural es Pergamino, donde se registró la mayor cantidad de casos y fue precisamente allí donde el ministro de Justicia y Seguridad bonaerense, Luis Genoud, anunció que la policía patrullará los campos con aviones.
En tierra, la estrategia de la policía será plantear una verdadera "guerra de inteligencia" para no sólo detectar a tiempo posibles objetivos, sino desbaratar el "mercado negro" donde se reducen los botines, reveló una importante fuente policial. (Télam)