La policía detuvo el viernes a otros dos presuntos integrantes de la llamada banda de los encapuchados, responsable del crimen del dueño de una estación de servicios de Arminda y que también tendría relación con una ola de asaltos ocurridos en la zona sudoeste del departamento Rosario.
Se trata de Ariel Martín Cabrera, de 25 años, apodado por la policía como Caras, quien se encontraba en libertad condicional luego de cumplir parte de una condena por robo calificado, y de Carlos Roberto De los Santos, de 34.
Ambos fueron arrestados por efectivos de la subcomisaría 19ª de barrio Las Flores durante un allanamiento realizado en una vivienda del pasaje 51 al 1700. Cabrera fue encontrado escondido debajo de una cama. El procedimiento judicial se realizó bajo un importante operativo de seguridad en el que participaron efectivos del Cuerpo Guardia de Infantería.
Los uniformados tuvieron que rodear la manzana y aseguraron la vigilancia desde techos de viviendas linderas ante el temor de que se produjera la fuga del sospechoso.
Caras está sindicado como cómplice de Juan Marcelo Priotti, alias Tuerto, quien actualmente está detenido e imputado del homicidio de José Enrique Mancini, dueño de una estación de servicio de Arminda. Pero también se lo investigará por el asalto a una cerealera de Armstrong y un tiroteo en General Roca, provincia de Córdoba, donde fue herido un agente, el 7 de mayo.
Investigación de un crimen
Juan Priotti, de 28 años y nacido en la ciudad cordobesa de Marcos Juárez, fue indagado el jueves por la jueza de instrucción Carina Lurati y quedó imputado de ser el autor del homicidio de Mancini, de 49 años.
El crimen ocurrió el 6 de enero pasado, cuando Mancini cenaba con sus familiares en la vivienda ubicada en el kilómetro 30 de la ruta provincial 14, en el acceso a la localidad de Arminda, a escasos metros donde la víctima tenía la estación de servicio. Durante la indagatoria, el acusado se limitó a negar que fuera el autor del crimen.
Esa noche Mancini se levantó de la mesa para ir hasta un quincho y allí se supone que encontró a Priotti y Cabrera, quienes al ser descubiertos le dispararon a quemarropa tres balazos, ocasionándole la muerte. Según se presume, los delincuentes fueron después hasta donde estaba el resto de la familia y tras amenazarlos con armas de fuego les requirieron que entregaran el dinero que tenían.
Tras alzarse con la cartera de uno de los comensales y un celular, se apoderaron de un automóvil Volkswagen Polo y se dieron a la fuga. La esposa de Mancini fue luego hasta el quincho y allí encontró a su esposo, tirado junto a la parrilla y con tres disparos en la cabeza.
Seguros de que no serían reconocidos porque en esa oportunidad habían actuado encapuchados con pasamontañas, los delincuentes volvieron meses después a asaltar la estación de servicio de la familia Mancini, esta vez movilizados en una moto. La Brigada de Homicidios logró determinar que la moto pertenecía a Cabrera.
Un reconocimiento de personas realizado poco después permitió establecer que Priotti había participado en el asesinato de Mancini. El sujeto, a pesar de haber actuado con capucha, no tuvo en cuenta que un defecto físico permitiría que los testigos de los hechos lo identificaran.