Año CXXXV
 Nº 49.518
Rosario,
domingo  23 de
junio de 2002
Min -2º
Máx 13º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





A pedido de La Capital, hablan sobre las ventajas y desventajas de elegir los bonos de un Estado en default
Cuatro economistas opinan sobre qué hacer en el corralón

Tulio Ceconi (*): "Esta solución no será a última"
El gobierno quebró, trata denodadamente que los bancos y los ahorristas también quiebren, y le va bastante bien. La última "solución" que concibió, como las muchas que ya propuso y luego desechó, navega en la indecisión en torno a quien quiere castigar más y no le da respuesta a nadie en particular. Por lo tanto, será rápidamente reemplazada por otra. Veamos por qué la solución no será la "última".
Los ahorristas están frente a un dilema de muy difícil solución. Las personas de más de 55 años atrapadas en el corralito en un banco que esté más cerca de cerrar que de seguir operando, se verán prácticamente obligados a aceptar bonos de un Estado quebrado, que, con mucha suerte, lo cobrarían cuando no lo puedan gastar por edad, o porque no estén en éste mundo. Como en estos casos necesitan desprenderse de los bonos en corto plazo, sufrirán la máxima pérdida, no inferior al 70% con respecto al ahorro original en dólares.
En el otro extremo, la mejor situación se dará para las personas jóvenes, que fueron atrapadas por el corralito en un banco extranjero de primera línea y que dé señales de permanencia en el país, y que tengan un fallo judicial favorable indicando que el banco debe devolverles los depósitos en la moneda de origen. En estos casos no deberían aceptar los bonos y empezar a negociar, fallo en mano, con los bancos para tratar de acordar una solución que reparta las pérdidas en forma equitativa.
En el medio hay una amplia gama de situaciones debido a las distintas edades de las personas, a diferentes situaciones económicas y preferencias de riesgo, y a que hay bancos extranjeros que no dan señales de permanencia, bancos nacionales con buenas carteras que pueden decidir seguir en el mercado y otros con carteras muy malas. Según sea la combinación que se dé será aconsejable tomar o no el bono y en distintas proporciones.
Como consecuencia de la alta incertidumbre acerca de cuál puede ser la mezcla final (bonos, depósito reprogramados y los bancos que queden en el sistema), no se puede dar una propuesta definitiva a la restructuración bancaria que es a lo que apuntan estas cuestiones.
En particular habrá que ver cómo quedan las obligaciones futuras con respecto a los depósitos que continúen reprogramados y cómo funcionará el mecanismo de cancelación de crédito con los bonos. Esto, junto con las compensaciones que finalmente establezca el gobierno determinará las condiciones de solvencia y liquidez en que se mueva cada banco.
Las soluciones que propongo son consecuencia de:1) los errores cometidos por el gobierno actual en las políticas destinadas a recomponer el sistema financiero, que crearon inequidades y daños de tal magnitud, tanto a los bancos como a los ahorristas, que afectaron las conductas de los banqueros y del público. Esto se traduce en una profunda desconfianza de los banqueros en torno a los compromisos del gobierno y de los ahorristas hacia el gobierno y los propios bancos, que perdurará por un largo tiempo. 2) Se produjo una quiebra del Estado y del sistema financiero, y por lo tanto el arreglo debe ser el típico de estas situaciones: las pérdidas deben repartirse entre todas las partes en forma racional.
Lineamientos de la solución: \Bancos: 1) los bancos deben hacerse responsables del 50% de los depósitos atrapados en el corralito, valuados a la moneda de origen; 2) estos depósitos podrán ser retirados en un término promedio de tres años, o menor si los bancos así lo aceptaran, devengarán interés Libor, y serán transferibles libremente; 3) estos depósitos serán considerados como computables a los efectos de determinar la capacidad crediticia de los bancos; 4) el acuerdo con el FMI debería incluir la garantía de estos depósitos, de modo de contar con la absoluta confianza de los ahorristas y que de esta forma no retiren la totalidad de los fondos en cada uno de los vencimientos; 5) los bancos deberán efectuar un aporte de capital.
Gobierno: deberá devolver el 50% restante de los depósitos en bonos en moneda de origen.
Ahorristas: 1) pierden los intereses corridos desde el momento de la creación del corralito hasta el nuevo acuerdo; 2) rescinden el derecho a retirar la totalidad del 50% de sus depósitos y los redepositan en los respectivos bancos; 3) pierden la posible diferencia entre la tasa de interés futura del mercado argentino y la Libor; 4) pierden el importe representado por la diferencia entre el valor nominal y el valor de mercado de los bonos y aceptan el riesgo de los bonos emitidos por un gobierno con default declarado.
Ventajas de la propuesta: es viable; inmediata; no se vacía a los bancos, lo que ocurriría si se entregan los bonos por la totalidad y se acelera la recreación del dinero bancario; si los bancos cumplen con el 50% de la deuda con los depositantes continuará la relación con los clientes y recuperarán la confianza.
(*) Economista.

Roberto Fattal Jaef: "Los cambios aconsejan no apresurarse"
Los cambios recurrentes en las decisiones del gobierno aconsejan no apresurarse. Quizás no esté dicha la última palabra.
1- Recordemos que los depósitos reprogramados suman depósitos en dólares pesificados y originarios en pesos, éstos en menor medida. El modo de la distribución de depositantes se dá en el rango de los 40 mil pesos. Al momento, hay quienes ya están cobrando depósitos reprogramados en pesos al origen y en el otro extremo los mayores montos, que se comenzarán a cobrar en setiembre de 2003, durante 24 meses. Esto interesa si no todos los bancos sobreviven. En caso de cierre de bancos, se devuelve por el sistema de garantía de depósitos hasta el monto que alcance, y el resto en bonos.
2- La elección de los depositantes no se agota en quedar reprogramados o elegir tal o cual bono. El hecho de que hay 23 bancos con asistencia del Banco Central, de los cuales 16 no pueden seguir recibiendo asistencia en el sentido puro, hace que la cuestión del banco con el que se esté vinculado termine anulando el derecho a elegir con libertad y con seguridad.
3- La inclusión de depósitos a la vista para acceder a la salida del corralito transaccional eligiendo algún bono del menú, no está pensada a favor de los depositantes.
4- Cualquier cálculo de valor presente de cada uno de los bonos ofrecidos, a la fecha límite para elegir, queda subordinado al valor de cotización que tendrán los bonos en el mercado, el que estará tanto más castigado, cuanto menor sea la preferencia por estos bonos respecto a títulos de la deuda pública expresados en dólares y emitidos según la legislación extranjera.
5- Si imaginamos el interés de los bancos como opuesto al interés de los depositantes, diríamos que quedarse en depósitos reprogramados representados por los llamados Cedro, será la decisión menos deseable para los bancos y al mismo tiempo la más insegura para depositantes acorralados en los bancos "vulnerables".
6- Si la reglamentación final no altera la letra inicial, la opción puede ser parcial, es decir por seguir reprogramados en parte y elegir uno o más bonos por el resto.
7- Un factor subjetivo a considerar además del monto de cada depósito, es el horizonte del ahorro. Cuanto menor la edad, menor la urgencia y mayor el monto original en dólares, hay más fundamento para preferir el bono en dólares a diez años.
En síntesis: \a) Los depositantes en cuentas a la vista, no serán tentados por los títulos públicos. Pueden optar por otros activos atractivos, incluido dolarizarse si apuestan contra el peso.
b) El uso de bonos para cancelar préstamos bancarios como estímulo para la demanda de bonos, está acotado porque la cesión de depósitos reprogramados también admite ese destino.
c) La conveniencia por bonos aumenta si los bancos ofrecen garantías adicionales o bien una devolución parcial anticipada. Habría pocos bancos dispuestos a desafíos mayores. Por supuesto, ante bancos "dudosos" el camino es fugar a bonos, como en los suspendidos.
d) Si el "pálpito" es que la cotización inicial supere el 25% de su valor técnico, habrá mayor razón para elegir bonos. Los bonos en pesos son los menos defendibles.
e) Para el caso en que se asuma la pérdida sufrida y se tenga preferencia por cerrar este desgraciado episodio de la vida, es claramente preferible transferir los depósitos acorralados porque plata en mano, hay margen para recuperar terreno. En el caso de las "excepciones", personas mayores de 75 años, indemnizados y enfermos en particular, el amparo judicial les repondrá las energías perdidas.
(*) Economista.

Raúl Galíndez (*): "Qué decir a los que tienen razón"
Esta es una opinión deshumanizada. No es la de un sociólogo ni un psicólogo social. Por tanto a aquellos que quedaron adentro del corralón hay que decirles con todas las letras que no hay forma de pagarles a todos. ¿Es ello justo? Evidentemente no.
En tal caso, ¿quién es el culpable?, ¿los bancos? En mi opinión, en parte. Llevan la carga de haber ordenado a su personal que prometieran lo cumplible sólo en condiciones normales. Entonces, ¿quiénes los grandes responsables? \A mi entender, los que con un buen manejo comunicacional o por la falta de manejo por parte de los bancos, no aparecen como lo que son: un ejemplo terrorífico del Principio de Peter, y ascendieron mucho más de su nivel de ineficiencia.
Los que tomaron irresponsablemente decisiones que nos retrotrajeron décadas: default festejado, devaluación sin programa, pesificación asimétrica, corralito, corralón y la irremediable búsqueda desesperada de un andador. Y mientras prima la injusticia en el lejano Sur, el responsable técnico de tamaña torpeza es premiado. Nada menos que con la embajada ante la Unión Europea en Bruselas.
Volviendo a este extremo del planeta, ¿qué recomendar a los que tienen razón, pero tienen que marchar presos? Esto no se resuelve con generalidades. Hay que analizar caso por caso, y hacerlo según la cultura, las costumbres, los miedos y los pareceres de los dueños de casi 30 mil millones de acorralados.
Algunos apreciaciones, entonces: \* Si usted cree que no tenemos destino y que el dólar pronto se va a 10 pesos, no lo dude, mañana mismo venda el plazo fijo reprogramado, preferentemente contra efectivo, acepte el desagio y compre la moneda de sus amores.
* Si usted está gestionando un amparo, tenga una conversación franca con su abogado. Nadie mejor que él para decirle donde está parado, y qué le conviene.
* Si usted privilegia la liquidez, no acepta desagios, cree que el CER alcanzará al dólar, y puede aguantar, no haga nada y espere que le entreguen los Cedro. Si en algún momento necesita dinero los vende en Bolsa.
* Si usted cree que su banco peligra, para no tener más trastornos, pida ya el canje por Boden, si puede en dólares, si está en curso en alguna de las excepciones, el de menor plazo.
* Si usted no se identifica con ninguno de ellos, siga la lógica de la buena negociación: espere y vea. Aproveche las debilidades de su actual oponente. Solo él puede mejorarle las condiciones. El tiempo está a su favor. Su banco necesita que un porcentaje importante de sus inversores opte por el canje, su permanencia en la Argentina depende de ello.
Cuando vea que no puede tirar más de la cuerda, cierre y Boden. El Estado está en default, es verdad. Los dólares no están hoy, es obvio. Pero tendrá liquidez, con una quita importante al principio es innegable, pero con tasa de interés variable, y la posibilidad de darles otro destino: pagar impuestos, comprar bienes.
Si me permiten curandear la psicología, asumiendo la realidad se sentirá mejor. Y en una de esas, por ahí siente que poniendo la otra mejilla habrá hecho su aporte para el amanecer de otro sistema y habrá permitido que una legión de ocupados con alto grado de capacitación -que no son de palo- mantengan su empleo. Así sea.
(*) Analista financiero.

Jorge Bertero (*): "La salud del banco define"
Antes de elegir alguna opción, hay que sopesar la calidad y la política del banco donde quedaron atrapados sus depósitos.
En el caso de que la entidad se encuentre en dificultades optaría por los Boden emitidos por el Estado, a pesar de que se trata de un Estado en default y de la crisis severa del sistema financiero, que se debe en gran medida a que el propio Estado no está pagando los títulos públicos.
Las personas que adquieran estos títulos deben armarse de una gran paciencia y lo único que no tendrían que hacer es desprenderse rápidamente de estos bonos, porque aún con posibilidades de venderlos en el mercado secundario, las cotizaciones serán muy bajas en el corto plazo. Esto se debe a que es muy difícil separar los nuevos títulos de los viejos papeles, dado que no deberían existir diferencias porque ambos tienen al Estado como emisor.
En el caso de los bonos en pesos, en el largo plazo la evolución no debería ser muy distinta a la planteada por el tipo de cambio más Libor. Eso sería suponer que el tipo de cambio no se trasladará a los precios. En el largo plazo está demostrado que eso no es así.
En todo el siglo XX, la Argentina fue uno de los países que más devaluó su moneda y sin embargo, los precios internos, que son reflejo de la inflación interna, lejos estuvieron de ser precios baratos. Es decir, que nuestro país tuvo niveles de precios relativamente elevados. Suponer que una estructura de precios relativa como la actual se pueda mantener en el tiempo es difícil. Por ende, coyunturalmente esta opción no se presenta como buena, pero a largo plazo no estoy tan seguro de que invertir en un título en peso sea tan malo.
Por otra parte, no hay nada que imposibilite a los bancos a ofrecer un mix que incluya efectivo para incentivar a los clientes para pasarse a los bonos. Sin embargo, no estoy muy seguro de que los bancos lo vayan a ofrecer. Hasta ahora en el sistema financiero no se vieron este tipo de ofrecimientos. Además, el Banco Central será muy restrictivo con este tipo de opciones, sobre todo con aquellos bancos que tengan elevados redescuentos.
(*) Agente de Bolsa.


Diario La Capital todos los derechos reservados