"La clase trabajadora es oprimida y explotada por la clase capitalista gobernante. Esta, dueña como es de los medios de producción, y disponiendo de todas las fuerzas del Estado para defender sus privilegios, se apropia de la mayor parte de lo que producen los trabajadores y les deja sólo lo que necesitan para poder seguir sirviendo en la producción. Por eso, mientras una minoría de parásitos vive en el lujo y la holgazanería, los que trabajan están siempre en la inseguridad y en la escasez, y muy comúnmente en la miseria". Probablemente si en lugar del 28 de junio de 1896 lo hiciera hoy, Juan B. Justo hubiera escrito las mismas palabras que usó en la declaración de principios con la que en esa fecha diera nacimiento al Partido Socialista en la Argentina.
Eso siempre y cuando el médico, político y periodista que fue no cayera en una profunda depresión al ver a los trabajadores de su país peor que entonces, a la producción nacional reducida a hilachas y al socialismo que anheló atomizado y perdidoso en la batalla. Al menos esta parte se disponen a saldar, aseveran, los líderes del PSP y PSD que el 28 de junio próximo en Sportivo América de Rosario anunciarán su reunificación en el preciso momento en que la Argentina parece depender de un acuerdo con el capitalismo internacional de modo vital.
Aunque condicionándolo a que el país realice los deberes, Horst Koehler, director gerente del FMI, estimó que el acuerdo con ese organismo podría alcanzarse en un mes. La Argentina debe pagar 1.700 millones de dólares al FMI el mes próximo, a menos que se alcance un acuerdo con nuestro país que permita evitar ese pago. Si no se logran ni una ni otra cosa, el default argentino alcanzará también al FMI, el BID y el BM y ante esa instancia -aseguran expertos y funcionarios- las consecuencias son impredecibles. "Es probable que llegado a ese punto puedan embargarnos nuestras exportaciones, condicionar nuestras importaciones al mínimo siempre que tengamos dónde y con qué hacerlas", los asustó hace poco el ministro Roberto Lavagna a un grupo de diputados nacionales. "Vamos a comprar medicamentos necesarios para el invierno y, con suerte, los vamos a recibir en verano", acotó para graficar que la escasez y la miseria podrían aún no haber terminado de ensañarse con los atribulados ciudadanos de esta Nación.
Un viaje trascendental
Pese a todo el gobierno espera estar cerca de un acuerdo. Lavagna viaja pasado mañana a Estados Unidos convencido de ello y confía en que la repercusión dañina que la crisis argentina comienza a tener en la región podría suavizar la intransigencia del FMI. Este escenario repasó hace pocas horas el gobernador Carlos Reutemann desde Francia con el ministro de Duhalde y en ese contexto la negociación bilateral que la provincia mantiene con la Nación por sus propias cuentas. Al estar del cauteloso optimismo del ministro de Hacienda provincial, quien estuvo reunido con el representante permanente del FMI en el país, Gilbert Terrie, y mañana se entrevistará con el delegado del Banco Mundial, Paul Leví, Santa Fe podría firmar en breve el acuerdo para reducir a poco menos de la mitad su déficit de 200 millones. Pero asegurándose que los dos tramos del crédito otorgado por el BM (en dólares) no le sean absorbidos por los fondos que el FMI aportará para producir esa reducción.
Así son hoy las cosas, el país y el mundo están lejos de parecerse siquiera a como eran cuando vivía Justo y menos aún a como se lo debe haber imaginado para después de 70 años de su muerte. Hoy las posturas de centroizquierda en la Argentina despiertan la adhesión masiva de la ciudadanía y por eso Elisa Carrió encabeza no pocos sondeos que la dan triunfadora si los comicios presidenciales fueran inmediatos. Si embargo, esas adhesiones están expresadas por los mismos ciudadanos que se agolpan masivamente en los bancos para comprar dólares contribuyendo en su medida a sostener el caos financiero en que al país lo dejaron las recetas neoliberales promoviendo precisamente la dolarización y apertura indiscriminada de la economía que tanto combate la candidata del ARI.
El jueves, Elisa Carrió presidirá en Rosario el acto fundacional del ARI santafesino que anunciará haber conseguido reconocimiento de la Justicia electoral en Santa Fe y bendecirá a la conducción provisoria provincial que integran Alberto Piccinini, Alicia Gutiérrez, Gustavo Gerosa, Alberto Muñoz, Noelia de Chiementín, Ricardo Mascheroni, Oscar Belbey, Santiago Adas y Nélida Quiroz, pero no se quedará para el acto de unificación socialista del día siguiente. Ese día, el intendente Hermes Binner oficiará de anfitrión y protagonista del reencuentro socialista soñando la posibilidad de que el principal invitado internacional, Inacio Lula Da Silva, el candidato presidencial que se perfila triunfador para los comicios presidenciales de Brasil en octubre si antes los capitales no hacen estallar al vecino país, pueda hacer un alto en su campaña y llegarse a Rosario, algo por ahora improbable.
Los socialistas se manejan con cautela. Tienen decidido que se aliarán con el ARI para los próximos comicios y el acto importará un respaldo a la figura de Binner, cuyo nombre vaya uno a saber quién lanzó como potencial vicepresidente en una fórmula con Carrió. Globo de ensayo o antojadiza versión, ni en el PSP ni en el ARI nadie se hace cargo de semejante paternidad, aunque a los santafesinos no les alcanzan sus desentendimientos de la idea para ocultar el entusiasmo que les provocaría tal posibilidad, aunque en las conversaciones aliancistas que lleva adelante Rubén Giustiniani con la gente de Carrió la idea jamás haya aparecido todavía.
La gente del ARI se muestra apurada en armar estructuras y su líder preocupada por la última jugada del peronismo que, pareciera ser, ella es la única en ver que fue hecha como un traje a medida para Carlos Reutemann. Por eso el acto de Carrió del jueves tiene para los aristas una enorme significación: de hecho es el comienzo del trajinar electoral que piensan imprimir en el territorio del Lole. Si en algo podría estar de acuerdo Carrió es que es Reutemann el único peronista con chances de frenar a Menem pero no deja de medirse con el santafesino y es comprensible que no le cause gracia su crecimiento.
De "éxito brutal" calificó un diputado nacional por Santa Fe la reciente sanción que dispone internas abiertas y simultáneas para todos los partidos. La misma desde la que el presidente Eduardo Duhalde llamó ayer al peronismo a ordenarse internamente y dejó trascender que las convocaría para marzo. Si hay internas recién en marzo, las elecciones deberán hacerse más adelante. De hecho el gobierno desempolvó la reforma constitucional de 1994 que las fija dos meses antes de la terminación del mandato, con lo que Duhalde redobló la apuesta, y los comicios para designar su sucesor ya no serían en septiembre sino en octubre de 2003.
"Eso siempre y cuando haya acuerdo con el FMI, sino se cae la estantería", se sinceró un funcionario nacional. En los partidos políticos actúan conforme marca la realidad del país: se preparan para que haya elecciones el año que viene o mañana mismo. De allí que el "éxito brutal" que festejan algunos legisladores que entienden que las internas abiertas permitiendo votar a los independientes resultarán del todo gananciosas para un Reutemann que, afirman, es el único capaz de cosechar votos fuera de la clientela habitual del peronismo. Entre los independientes se cuenta masivamente la clase media desencantada con Menem pero a la vez nostálgica del consumismo que le proveyera la ficción del dólar barato impuesta por la convertibilidad de Cavallo.
Furibunda de enojo, esa clase media hoy golpea en los bancos y declara que votaría a Carrió pero en el peronismo confían en que a medida que le llegue la hora de las urnas se decantará para su lado porque al fin de cuentas entre el esfuerzo de parto que propone la candidata del ARI y el anhelo de no perder sus raíces europeas pudiendo pasear por el Viejo Continente, ya se sabe por qué se habrán de inclinar los argentinos. Aunque resulte una simplificación algo pueril esa nostalgia favorece a un Menem que se alza en el universo de ofertas electorales como el único que dice saber que hay que hacer y se declara con capacidad de solución, dolarización mediante, por encima del ruido de las cacerolas que lo persiguen donde quiera que vaya.
El efecto internas
Las internas abiertas y simultáneas no son una buena noticia para Menem, hoy defenestrado por una parte de la estructura partidaria mientras otra se le muestra indiferente. Pero tampoco lo son para los candidatos como Néstor Kirchner o Adolfo Rodríguez Saá, que mantienen latente la amenaza de ir por fuera del partido. Entonces, para que no cumplan con hacerlo si pierden una interna es que se obliga la simultaneidad de todos los partidos, aun en aquellos que pudiesen presentar una única lista por lo que en el PJ el favorecido, según todas las especulaciones, podría resultar Carlos Reutemann, aunque el gobernador siga haciendo como que no le importa.
Esta ley es además un contratiempo para Carrió. Aliada con los socialistas del PSP y PSD, en la mayoría de los distritos y sin haber tenido tiempo de afianzar estructuras propias una interna le llenaría sus listas de legisladores socialistas en detrimento numérico de los aristas. Por eso la candidata amenaza con objetar la constitucionalidad de que se exija obligatoriamente a los partidos la realización de internas. Aun así, si la Justicia fallara en contra de la obligatoriedad de internas los partidos deberían presentar sus listas el mismo día y en el mismo acto, de modo que ni Kirchner ni Rodríguez Saá o quienquiera que fuere podrían saltar el cerco de su agrupación.
El Lole no sólo lo consultó a su hermano Enrique antes de emprender viaje, sino que volvió sobre la cuestión en cada llamado desde Francia a Santa Fe. Un día antes del casamiento de su hija, a las dos de la madrugada de la Argentina, comentaba un fax que recibió sobre una reunión de seiscientos militares. Reutemann, dicen, no puede sacarse de encima su preocupación por el país. Ni lo hará hoy, cuando se reúna con Bernie Ecclestone en el circuito alemán de Nürburgring, donde ambos tienen previsto presenciar el Gran Premio de Europa de la Fórmula Uno.
Parte de esa preocupación refiere a la decisión íntima que públicamente prometió adoptar en sesenta días aunque a los más allegados les haya hablado de tan sólo un mes: si se postulará o no a la presidencia de la República. En medio de un clima de actividad partidaria creciente, la meditación del gobernador mantiene en ascuas a buena parte del peronismo que desespera en pos del calendario electoral del santafesino.
En el plazo de los treinta o sesenta días próximos en los que deberá definirse si será o no el principal competidor de Carrió, algunas cosas espera tener en claro el gobernador, como si habrá o no acuerdo con el FMI y cuánto tiempo necesitará Duhalde para ordenar las cosas, incluido un prolijo proceso electoral y un traspaso tranquilo. Es seguro que volverá a hablar con el ministro Lavagna cuando éste regrese de Estados Unidos y probablemente recién entonces se decida si el domingo venidero en lugar de emprender viaje a Santa Fe lo hace al país del norte comenzando, tal vez, la definición.