Año CXXXV
 Nº 49.518
Rosario,
domingo  23 de
junio de 2002
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Clases para desafiar a un gigante

Cuando el turista arriba a un centro de nieve no ve la hora de comenzar a esquiar, todo se le presenta sencillo mientras observa la destreza de los esquiadores avezados. Pero las cosas no son tan fáciles como parecen y hay que tener en cuenta algunas cuestiones básicas para aprovechar la estadía en la nieve.
Quienes se inician en el esquí o el snowboard es recomendable que tomen clases con un instructor para aprender las técnicas adecuadas de los desplazamientos y no incorporen "vicios" en los movimientos que luego son difíciles de corregir.
Lanzarse sólo por la montaña sin las nociones básicas puede resultar peligroso. Perder el control es un riesgo no sólo para el principiante, sino también para las otras personas.
El primer día es el más difícil para los novatos, porque cuesta dominar las tablas y es cuando más se sufren las caídas. Pero vale la pena seguir adelante porque esquiar es una experiencia irrepetible.
Es conveniente que las personas que ya conocen los secretos del esquí y el snowboard no comiencen su recorrido por las pistas de mayor dificultad, sino que repasen las técnicas en los trazados sencillos hasta ejercitar los distintos movimientos.
Por lo general durante las clases los instructores se encargan de explicar la manera correcta de abordar los medios de elevación, ya que se deben conocer algunas pautas básicas para subirse a la aerosilla con las tablas colocadas.
Mi experiencia refleja que los chicos aprenden a esquiar más rápido que los adultos, debido a que ellos no sienten los golpes ni tienen tantos temores a la hora de ajustarse las tablas.
Cualquiera puede bajar una montaña, pero hacerlo mediante las técnicas del esquí y el snowboard significa aplicar de manera sincronizada los movimientos que permiten doblar, frenar y adquirir velocidad. Cuando estos conocimientos se incorporan se empieza a disfrutar verdaderamente de la montaña y los deportes de nieve.
Es conveniente que la persona que va a esquiar tenga un estado físico adecuado ya que durante la práctica de este deporte el cuerpo efectúa posturas que no son habituales en la vida cotidiana. Se requiere un gran trabajo de piernas y las rodillas se esfuerzan al máximo para mantener el equilibrio.
Mucha gente le teme a los medios de elevación, a subir la montaña colgado de un cable. Al respecto vale aclarar que los medios son muy seguros, que se inspeccionan todos los días y que tienen motores auxiliares ante cualquier imprevisto.
Quienes practican snowboard no deben dejar de llevar un buen par de guantes, ya que en este deporte no se utilizan bastones y las manos están en permanente contacto con la nieve. Además no olvidar los anteojos para los días de mucho sol ni las antiparras para las jornadas de viento y nieve. Otra recomendación fundamental es la utilización de bronceador para prevenir las quemaduras de sol, en especial en la cara.
Entre las historias de montaña rescato una que jamás olvidaré. Me tocó ser instructor de un niño de sólo seis años, que estaba con una tablita que no llegaba a medir un metro y tenía un casco multicolor ajustado a su cabeza. Fue sorprendente pero a los tres días esquiaba mucho mejor que sus padres, que también habían tomado clases, pero no lograban dominar las tablas. Fue una experiencia gratificante que demuestra que los chicos aprenden más rápido.
En lo personal, creo que esquiar es como andar en moto, con el aire frío pegando en la cara y con la sensación incomparable de entablar un desafío apasionante.
Santiago Benzi
Instructor de snowboard


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