La hija mayor del gobernador Carlos Reutemann, Cora Inés, se casó ayer en San Juan Bautista de Cap Ferrat con el empresario italiano Patrizio di Guevara Fabbri. La ceremonia se realizó en la única iglesia de ese pueblito de Montecarlo, en la Riviera francesa, a las 10 (hora de la Argentina). Los novios saludaron en el atrio acompañados por un Lole visiblemente emocionado, por Mimicha Bobbio, y algunos familiares de Patrizio. Cora, que el martes próximo cumple 34 años, llevaba un vestido blanco de despojado corte clásico y un romántico tocado en su pelo recogido. Lucía un maquillaje muy sobrio, apropiado para una ceremonia diurna. La fiesta de casamiento se realizó en un hotel de cinco estrellas de Montecarlo. En el luminoso entorno marítimo, Mimicha llevaba un conjunto de falda amplia y camisa con transparencias en organza. Eligió una combinación de turquesa y blanco para su atuendo, y cartera y zapatos también en turquesa. Tenía el cabello apenas recogido, conservando el look que la distinguió en su juventud. Lo glamoroso del atuendo de Mimicha contrastó con la imagen más conservadora que mostró la madre del novio, que eligió un sencillo conjunto de dos piezas en tono beige. Un sobre Louis Vuitton puso la nota distinguida. Reutemann, de riguroso smoking oscuro igual que el novio, no soltó durante la ceremonia un pañuelo blanco. Si bien todos los familiares directos habían sido invitados, desde Santa Fe sólo viajaron el hermano de Mimicha, José Luis Bobbio, y su esposa Teresita Doglioli. Los primos y demás familiares de este lado del Atlántico tuvieron una aproximación a los pormenores de la fiesta a través de los comentarios que, vía telefónica, les formularon algunos allegados. De todas formas, también esperaban que Reutemann abandonara su habitual parquedad para que él les relatara cómo iban las cosas en Montecarlo. A Cora se le atribuyó un romance con el astro de la Fórmula Uno Ralf Schumacher, hermano del tetracampeón Michael, pero resultó un malentendido fundado en la confusión de un medio italiano con una tocaya, la verdadera novia del corredor, la modelo alemana Cora Brinkmann, quien además vivía en el mismo edificio de la hija de Reutemann en Mónaco. El propio Schumacher aclaró la confusión y admitió conocer a Cora Reutemann. "La conozco bastante bien y la he guiado en temas de nutrición. Nos vemos en los grandes premios europeos a los que voy, y en los de Argentina", dijo. La cirugía correctiva de la columna que le practicaron hace dos veranos en Nueva York al gobernador sirvió, además, para estrechar mucho más los lazos que lo unían a sus hijas Cora y Mariana. Cora se prendó de Nueva York y realizó un curso sobre cine, apoyada en su experiencia como fotógrafa. La boda de Cora está enmarcada en el misterio. En el Registro Civil de San Juan Bautista de Cap Ferrat, en los Alpes marítimos franceses, se dijo que no figura el apellido Reutemann entre los casamientos realizados durante la semana, aunque la pareja podría haber concretado el trámite en Villefrance sur Mer o en Beaulieu sur Mer, dos pueblitos ubicados a tres kilómetros de Cap Ferrat. Pese a tener en ese pueblo francés una mansión desde los tiempos de gloria de la F1, los Reutemann reservaron varias habitaciones del Grand Hotel de Cap Ferrat, por donde han pasado desde Aristóteles Onassis hasta la Reina Victoria de Inglaterra. Un amigo de Cora aseguró que su padre le pidió discreción y austeridad, un festejo parco, despojado de ostentaciones. Los preparativos fueron tan discretos que el diario local Les Echos no incluyó la boda en su página de eventos sociales.
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