Año CXXXV
 Nº 49.517
Rosario,
sábado  22 de
junio de 2002
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El efecto tango se desparrama en los países de la región

El temido contagio de la crisis argentina, que ya tiene repercusiones en Uruguay y al que ahora se suma el miedo a otra virulenta situación en Brasil, profundizó ayer la volatilidad de los mercados chileno, mexicano y paraguayo, en tanto las devaluaciones de las monedas de la región volvieron a ser síntomas preocupantes.
El presidente Eduardo Duhalde consideró ayer que "es una muy mala noticia para la Argentina" la crisis económica que afecta a Brasil y Uruguay, al advertir que "otros países latinoamericanos van a tener problemas".
"Brasil debe ser ayudado rápidamente porque esta situación servirá para agravar y no para recuperar la crisis argentina", afirmó Duhalde.
El presidente reveló ayer que mantuvo un diálogo telefónico con su par brasileño, Fernando Henrique Cardoso, quien le expresó su confianza en que "muy pronto" Brasil podrá superar los inconvenientes económicos.
El impacto del contagio tuvo su primer impacto en el sistema financiero del Uruguay. Anoche el Banco Central de ese país dispuso la intervención de los fusionados bancos privados uruguayos Banco de Montevideo y Banco La Caja Obrera, controlados por el grupo argentino Velox, con la intención de capitalizarlos.
El titular de la autoridad monetaria uruguaya adelantó que la intervención forma parte de un plan del gobierno para atender al sector bancario.

Los temores en Brasil
El real brasileño alcanzó ayer su peor baja histórica al depreciarse el 2,4 %, la Bolsa de Valores sumó pérdidas el 4,64 % que se suman al 5 % del jueves y el riesgo país trepó hasta los 1.706 puntos, dando un carácter de persistente volatilidad a los mercados, que los analistas ven como un círculo vicioso de peligrosas consecuencias.
El nerviosismo en los mercados fue en aumento en los últimos días pese a las intervenciones del Banco Central y a la ayuda de 10.000 millones de dólares del FMI para aislar a Brasil de Argentina, y ayer los inversores estaban especialmente sensibles a la rebaja de la calificación de la deuda brasileña por parte de las agencias de calificación Moody's y Fitch.
A esto se sumó la perspectiva de que que el candidato centroizquierdista Luiz Inácio "Lula" da Silva gane las elecciones de octubre, hecho que continuó alimentando los temores en la plaza brasileña. El miedo de los mercados a que Brasil siga el mismo camino de Argentina y declare una cesación de pagos de su abultada deuda de 340.000 millones de dólares, más de la mitad de su PBI, movió al gobierno brasileño y a Estados Unidos a tratar de apaciguar los ánimos.
El presidente del Banco Central de Brasil, Arminio Fraga, señaló ayer que no existe tal posibilidad ya que el gobierno tiene una cómoda posición de efectivo.

El efecto dominó
En Uruguay, el peso se mantuvo estable, luego de que ayer se devaluara un 16,8 por ciento a partir de la decisión del gobierno de ese país de disponer la libre flotación de la moneda para recibir 3.000 millones de dólares de los organismos financieros y hacer frente a su deuda y sostener su sistema financiero.
Sin embargo, esta decisión instaló ayer un nuevo germen de conflicto, ya que legisladores de la oposición, que controlan el 40 % de las bancas parlamentarias y algunos oficialistas reclamaron la renuncia del ministro de Economía, Alberto Bensión, como reacción a la medida que derivó en la devaluación del peso, pedido al que adhirió la central sindical única PIT-CNT, que impulsará un plan de movilización a nivel nacional.
La inestabilidad en Argentina y Brasil no sólo repercutió en Uruguay. Los signos de contagio que se evidencian en la región impactaron en México, Chile y Paraguay.
La moneda chilena registró ayer su cuarta caída consecutiva frente a la divisa estadounidense, con una depreciación del 1,3 %, que la ubicó cerca de la barrera sicológica de los 700 pesos por dólar, por lo que algunos operadores no descartan que el Banco Central tenga que intervenir.
La caída del peso chileno fue atribuida por los analistas a la depreciación del real y a la liberación del tipo de cambio en Uruguay, y algunos consideran que la presión sobre la moneda en el corto plazo puede extenderse en el tiempo.
En tanto, el peso mexicano también continuó su caída y alcanzó su nivel más bajo de los últimos 18 meses, al devaluarse el 1,53 % en una combinación de la repercusión de la situación económica de Brasil y de Argentina y de declaraciones oficiales contradictorias sobre si México se encamina a una crisis similar.
El cuarto socio del Mercosur, Paraguay, también preocupado por el contagio regional, negocia el acceso a 220 millones de dólares con organismos multilaterales, para reforzar las reservas y detener la devaluación que ya lleva un 17 %.



Alberto Bensión, ministro de Economía uruguayo.
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