Daniel Sotelo sospechó que su novia no le decía la verdad y fue tras sus pasos. Su mal pálpito quedó confirmado cuando la encontró en la vivienda de un hombre a la que irrumpió como una tromba, obnubilado por un arranque de celos. Allí dentro los dos se trenzaron en una pelea feroz. Volaron trompadas y puntapiés hasta que el dueño de casa le asestó a Sotelo una puñalada que le atravesó el corazón. El inesperado visitante, de 23 años, cayó ensangrentado con un hilo de vida que se apagó en instantes.
Fue el domingo a la noche a metros de avenida Sabín (Travesía), en un pasaje que bordea las vías del ferrocarril, en el llamado barrio industrial. El hombre que empuñó el arma mortal se llama Sergio Darío Liberto, tiene 41 años y vive en la casa de pasaje Franco 1667 junto con su madre. La mujer que estaba con él, Silvia Analía Gorosito, de 37, le había dicho a su novio que iría a visitar a una amiga a su casa.
Liberto estaba solo en la casa y Gorosito se quedó con él tomando vino, indicaron fuentes policiales. La botella estaba aún en la mesa cuando el novio de la mujer se acercó a buscarla, aproximadamente a las 21.30, después de esperar su regreso por más tiempo del que tenía previsto. De acuerdo a la hipótesis de los investigadores, el joven podría haber sospechado que su novia no le había dicho la verdad.
La puerta abajo
La llegada de Sotelo no fue bienvenida. Cuando empezó a golpear la puerta nadie le respondió. La certeza de que adentro había gente encegueció al muchacho, que a patadas sacudió la puerta hasta romper uno de los vidrios. Al no conseguir que le abrieran decidió saltar el tapial del frente para ingresar.
Adentro de la casa encontró a su novia con Liberto. Los dos hombres, que se conocían del barrio, comenzaron una violenta discusión, que siguió con una pelea a golpes de puños hasta que una sevillana apareció en escena.
Según lo que Liberto le dijo a la policía, el arma la sacó Sotelo y en un intento por arrebatársela ambos cayeron al suelo con tan mala suerte que la hoja se clavó en el cuerpo del muchacho a la altura del corazón.
Pero la historia no les resulta convincente a los investigadores de Homicidios. "Es muy sospechoso el relato de la pelea y que la puñalada haya sido tan certera de forma accidental", indicó José Luis Juárez, jefe de esa brigada. De todos modos, los pesquisas confían en que las pericias posteriores podrán brindar más elementos respecto al modo en que se desarrolló el enfrentamiento y la forma en que fue asestado el puntazo.
A los investigadores policiales también les resulta llamativo que en un primer momento Liberto dijera a una patrulla del Comando Radioeléctrico que el joven que yacía muerto frente a su casa era un ladrón que había intentado entrar a la vivienda. "No contó que la mujer, que fue interrogada en forma separada, reveló que el hombre que había llegado era su novio", dijo un investigador. Esa divergencia hizo que las preguntas se afinaran. Ahora las respuestas de Liberto, subrayó la policía, darían cuenta de un episodio más lógico.
El hecho de que Liberto y Gorosito no abrieran la puerta hace sospechar a la policía que la pareja fue descubierta en una situación poco fácil de explicar al novio de la mujer. Ambos fueros trasladados a la comisaría 8ª. Allí él quedó detenido.
Un velorio
La madre del acusado, Amelia Peralta, fue categórica en afirmar que Gorosito no era una visita esperada con agrado por ella. "Esa gente no es amiga en esta casa" dijo la mujer, de 70 años. De enormes ojos celestes de forma almendrada, Amelia deslizó que la reunión entre su hijo y Gorosito se realizó sin que ella se enterase, "aprovechando que estaba en un velorio".
La madre de Liberto esperaba la representación de un abogado para que asista a su hijo. "Es una tragedia que tengo que enfrentar a los 70 años", dijo detrás de la puerta con los vidrios rotos y la sangre aún fresca de Sotelo que regaba el frente de la casa.