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El valor de la lectura

Volvamos a establecer el imperio de la ley 1.420 de educación común. Es urgente la necesidad de abocarse a la enseñanza primaria con un sentido democrático y formativo, donde la obra de creación se base en los conocimientos y sus consecuencias, donde la protagonista sea la lectura, por medio de la cual el niño aprenda a amar a los libros, sin descuidar el cultivo de la memoria, la curiosidad y la fluida expresión, tan necesaria esta última para que el educando hable y se desempeñe con naturalidad, comprendiendo el justo equilibrio entre los deberes y derechos, haciéndoles amar el trabajo y dar un contenido espiritual a todos los momentos de la vida. Pero todo ello se consigue practicando la lectura en forma cotidiana y constante, que permite al alumno actuar como instrumento en la elaboración del habla y lo impulsa a manifestarse con efectividad y conocimiento. La lectura es artífice de todos los conocimientos, por lo tanto debe proyectarse y practicarse diariamente, no olvidando que la misma nos autoriza a conocer y rechazar todo cambio que no capacite por más actual que sea. Hay que volver a la ley que enriquece el acervo lingüístico del educando y hacerlo con efectividad y plenitud emocional.
Chela Pazos