No se trataba de un partido más. Talleres de Perico visitaba a Atlético Concepción, de La Banda del Río Salí (Tucumán) y el local debía ganar para seguir en carrera. A los 37' del segundo tiempo González marcó el 3 a 1 para Talleres. Entonces la hinchada del local entró al campo de juego portando armas de fuego y algún que otro cuchillo alegando que necesitaban los tres puntos. "Faltaban siete minutos y terminamos perdiendo 4 a 3", esgrimió el rosarino González. Una postal de lo que significa jugar en el Argentino B.
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