"Scooby-Doo", un can cobarde y taquillero

En su debut el filme recaudó 56 millones de dólares

"Scooby-Doo", la versión fílmica de los dibujos animados de la TV, se convirtió en una de las mayores sorpresas de la candente temporada de cine del verano norteamericano, con una recaudación de 56,4 millones de dólares y ocupando el primer puesto en la taquilla del fin de semana.
Así, el filme de la Warner Bros. se coloca como el mejor resultado de un estreno de junio en la historia, superando el récord que ostentó durante tres años "Austin Powers: el espía que me amó" (54,9 millones de dólares). Asimismo, se convirtió en la tercera entre los mejores resultados de estrenos en el 2002, detrás de "El hombre araña" (114,8 millones de dólares) y "Guerra de las galaxias: Episodio II: Ataque de los Clones" (80 millones de dólares).
La película tuvo un costo de producción de aproximadamente 80 millones de dólares, con un tercio del presupuesto utilizado en los trabajos de animación por computadora.
Creado por la compañía Hannah-Barbera, Scooby-Doo es un perro parlanchín más cobarde que un ratón y que acompaña, no obstante, a sus cuatro amigos humanos a resolver toda clase de terroríficos misterios... aunque, a decir verdad, no se puede decir que les sirva de mucha ayuda.
La pandilla de "resolvedores de misterios" está compuesta en este filme por Fred (Freddie Prinze Jr.), Daphne (Sarah Michelle Gellar), Velma (Linda Cardellini) y Shaggy, este último, interpretado por el larguirucho Matthew Lillard (visto en "13 fantasmas" y en "Wing Commander" junto al propio Prinze Jr.), es el equivalente humano de Scooby pues su torpeza y cobardía son análogas (por no hablar de su falta de garbo físico).
En este filme debut dirigido por Raja Gosnell, Scooby y sus amigos humanos tuvieron que enfrentarse a un insidioso villano interpretado por Rowan Atkinson (conocido por su trabajo como Mr. Bean). El personaje de Scooby-Doo cuenta con la voz de Scott Innes en el original mientras que a nivel "físico" fue recreado digitalmente con bastante tino, todo hay que decirlo.