Rodolfo Montes / Especial - Escenario
Gustavo Bermúdez se acompaña con unos mates bien cebados. Está en el camarín y espera el turno para una nueva escena. Un cigarro se enciende en el momento preciso, lo pita, lo disfruta, es el instante en que su cuerpo y su alma flotan en un sueño de paz y armonía, ese bien preciado que busca casi obsesivamente. En esos gestos, el rosarino que se inventó galán en un estudio de televisión da sentido a la vida. Aunque, paradójicamente, preferiría vivir en el campo, en el anonimato, con su familia, y no tener que pisar los grandes canales que están en medio de la gigantesca Buenos Aires. A los 17 años se fue de la zona sur de su Rosario natal para radicarse en la gran capital, una ciudad que nunca le gustó. "En Buenos Aires siempre estuve de paso", confiesa a Escenario el protagonista de la telenovela "Mil millones", que se emitirá desde pasado mañana, a las 19, por Canal 3. Por eso en 1996, después del suceso de "Alén, luz de luna", se radicó en San Martín de los Andes con su esposa y sus dos hijas, Camila, de 10 años, y Manuela, de un año y medio. -¿Viajás al sur todas las semanas? -Sí. Me cuesta mucho estar lejos de mi mujer y mis hijas, así que los fines de semana me escapo a verlas. La familia es mi refugio y no quiero descuidarla por nada del mundo. -Volvés a la televisión después de tres años de ausencia, ¿cómo vivís el regreso? -Bien, la profesión me gusta y trato de disfrutarla. Ahora, cuando no me gusta, trato de no trabajar sólo por obligación. Yo disfruto estar con mi mujer y mis hijas, por sobre todas las cosas. En San Martín de los Andes la vida es muy tranquila, lo que más valoro es que podemos compartir muchos momentos juntos. -¿Preferís el sacrificio de viajar antes que mudarte a Buenos Aires? -En Buenos Aires es todo más difícil, porque es una de las diez ciudades más grandes del mundo. Hay gente que le encanta, pero a mí particularmente nunca me gustó. Cuando era muy joven tomé la decisión de vivir en un lugar chico, o directamente en el campo, que es mi máxima aspiración. Mi etapa en Buenos Aires fue solamente un paso. -Entonces, vivir en el sur es la realización de un sueño. -Sí, estoy muy bien allí, aunque extraño Rosario, el lugar donde nací y me crié, y al que voy bastante poco. Añoro mi infancia en avenida San Martín y bulevar Seguí donde jugaba al fútbol en el cantero central y con los autitos en el cordón de la vereda. En cuanto a mi mamá, que sigue viviendo en Rosario, la visito poco, normalmente ella viene a verme a mí, o mejor, viene a ver a sus los nietas. -¿Te sentís parte de una generación de artistas rosarinos que ganaron reconocimiento a nivel nacional lejos de Rosario? -No sé si tanto, pero es cierto que los rosarinos le metemos garra al trabajo, sobre todo cuando estamos fuera de la ciudad, y por eso nos destacamos. Algo similar pasa con los jugadores de fútbol. Rosario es Buenos Aires más chica y con una tradición de movidas culturales muy buenas. -Sos futbolero e hincha de Newell's, ¿cómo te afectó la eliminación del Mundial? -Tengo una gran tristeza. Para todos los hinchas de Newell's la eliminación de la selección fue un gran golpe porque somos fanáticos de Marcelo Bielsa. Me cuesta reponerme del golpe que significó la "derrota" con Suecia. -¿Qué pasó con el equipo? -Tuve un presentimiento negativo desde el principio. No me gustó que arrancáramos de favoritos. De todas maneras, hasta los mejores equipos del mundo tienen un momento malo. Este fue un gran equipo que podría haber llegado muy lejos pero la pelota no quiso entrar. Así es el fútbol. -¿Tampoco te gusta arrancar de favorito cuando protagonizás una telenovela? -Prefiero ir despacio, aunque llega un momento de la carrera en que apuestan a vos, a lo que sabés hacer y por eso te contratan. Pero si tuviese que elegir preferiría que no haya demasiados expectativas en mi trabajo. -¿Te da placer ser un actor reconocido? -De la gente recibo afecto, a todos nos gusta recibir afecto. Yo valoro todo lo que el público me devuelve de mi trabajo. -¿Qué te da la experiencia de más de veinte años de trabajo a la hora de evaluar nuevas propuestas? -No tengo ninguna estrategia hacia el futuro, la pregunta más importante que me hago cuando me ofrecen algo es si la voy a pasar bien. -¿Qué es lo más importante para pasarla bien? -Todo suma, pero lo más importante es el libro. -¿Cómo te sentiste al volver al trabajo después de tres años de ausencia de los estudios? -No sentí la falta de ritmo de trabajo. Volví a trabajar como si hubiese dejado de grabar ayer, la verdad es que me readapté muy rápido. -¿Te encontraste con cambios? -La televisión va cambiando todo el tiempo, mes a mes. Igual que cambia la gente, la tele lo refleja, es el espejo. -En su momento se rumoreó que ibas a trabajar en "Primicias", la tira de Pol-ka, pero después no fue así, ¿qué pasó? -Con Adrián Suar tuve varias reuniones, pero nunca concretamos nada. Tal vez fue que yo no estaba muy decidido a volver a trabajar o porque no me entusiasmó mucho la historia que tenía que contar, o no era el momento. -¿Cómo es empezar un nuevo proyecto en televisión en el contexto de los problemas del país? -Vivimos en un momento desastroso del país pero no podemos perder las esperanzas. Eso es lo que les debemos transmitir en nuestros hijos. -No aparecen nuevas figuras jóvenes, ¿creés que el galán clásico de telenovelas está en extinción? -No creo, así como yo estoy volviendo, también pueden trabajar otros, hay espacios para todos. Por ahí la característica de esta novela, "Mil millones", es que la hacemos pensando en exportarla. -¿Volver con Araceli supone repetir el éxito de "Nano" o es un riesgo diferente? -No hay nada seguro. Te explico, lo mío no es muy ambicioso. Yo vengo a grabar un trabajo que me gusta, que acepté hacerlo y del mismo modo supongo que va a entretener a la gente. Después si funciona o no funciona depende de una montón de cuestiones en las que no pienso. -¿Cómo está la química con Araceli González? -Está muy bien. -¿Qué harías si recibís mil millones? -Diría acá está, esto es mucha plata, pero no hace tanta falta. En ese sentido me identifico mucho con mi personaje, al que se le complica la vida cuando le toca recibir esa cantidad de dinero. -¿Qué balance hacés después de tres años sin trabajar en televisión? -Comparado con lo que gané, no perdí nada. Tal vez podría tener una mejor cuenta en el banco, pero sinceramente, no me importa. -Terminado este proyecto, tal vez estés otros tres años sin hacer televisión, ¿de qué depende? -Del estado de ánimo que tenga y de lo que me ofrezcan. Aunque la verdad extraño mucho estar de lunes a viernes aquí en Buenos Aires. Dentro de seis meses cuando termine de grabar "Mil millones" veré, aunque inmediatamente otra novela no empiezo seguro. -"Mil millones" es la primera de cuatro coproducciones con Israel, ¿estarás en las próximas? -Lo único seguro es que voy a estar en ésta, después veremos. Acá lo importante es cómo articulo con mi familia que vive en San Martín de los Andes. -¿Los modos de producción de una tira diaria no permiten una vida normal para un actor? -Las reglas de trabajo en la televisión las conozco desde chico, son así. Cuando tengo una oferta la acepto o no, pero no busco cambiar el modo producción que tiene esta industria.
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