Belen Travesaro / La Capital
El Ministerio de Salud instrumentó desde hace una década el Programa Nacional de Financiamiento de Tratamiento con Hormona de Crecimiento. Mediante este programa, los niños de baja talla que no disponen de medios económicos recibían esta medicación para alcanzar una estatura normal. Desde hace un año se suspendió la entrega y suman 100 los chicos que no reciben las inyecciones periódicas de la hormona, mayoritariamente del interior del país. La interrupción de la terapia produce un retraso irrecuperable. Por ahora los casos más críticos se fueron resolviendo gracias a las donaciones de algunos laboratorios. Frente a esta situación, la asociación civil Creciendo, de Buenos Aires, integrada por padres de los niños afectados, efectuó un llamado desesperado a las autoridades sanitarias. Según datos estadísticos, se calcula que en la Argentina suman 1.500 chicos con este déficit. Algunos no saben que lo padecen y en consecuencia, no recibe ningún tipo de tratamiento. Los que sí reciben tratamiento son 1.000 niños, de los cuales, 150 participan de la entidad. El déficit de crecimiento surge cuando el lóbulo anterior de la glándula pituitaria no segrega correctamente somatotropina, lo que genera la baja talla en miembros superiores e inferiores (brazos y piernas), aunque con tronco y cabeza proporcionados. La deficiencia hormonal puede remediarse mediante un diagnóstico y tratamiento tempranos, que se basa en la administración de inyecciones de somatotropina. Quienes la reciben duplican o triplican su velocidad de crecimiento en el primer año de tratamiento. Luego, la ganancia en altura continúa a un ritmo moderado hasta terminar la terapia, que alcanza un promedio de 8 años hasta alcanzar la altura normal, establecida según el sexo y características individuales. Las causas de esta alteración pueden ser múltiples. Entre otras, desnutrición materna, disfunciones placentarias, enfermedades maternas (hipertensión arterial), adicciones (tabaquismo, alcoholismo) e infecciones del feto en el útero (toxoplasmosis, rubeola). En casos de retrasos importantes, la altura alcanzada no supera el metro en un niño de siete años. Esta situación perjudica la integración social y la actividad laboral. El tratamiento no sólo compensa la altura, sino que evita problemas emocionales.
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