Año CXXXV
 Nº 49.507
Rosario,
miércoles  12 de
junio de 2002
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Cinco ladrones provocaron terror para llevarse 700 pesos
Roban carnicería de Alberdi y encierran a los 6 empleados
Al encargado le gatillaron al cuerpo, pero el tiro no salió. Los dejaron dentro del baño

Diego, el encargado de una carnicería de la zona norte, se quedó inmóvil. Uno de los cinco ladrones que asaltaron antenoche el local le gatilló al cuerpo con un revólver calibre 45. Aunque a los pocos segundos recuperó el aliento porque por milagro el balazo no salió disparado.
El atraco ocurrió en el local de venta de carnes de Valentín Gómez y Castagnino, eslabón de una cadena que tiene cinco locales en Rosario. Cerca de las 8 y media de la noche del lunes Diego estaba tomando un pedido por teléfono. A unos pocos metros estaba la cajera, Claudia, y sobre la puerta el sereno, Juan. A esa hora no había clientes.
Cuando faltaban quince minutos para el cierre del comercio, según contó el encargado, una chica "rubia" y un muchacho "morocho" ingresaron al local después de que Juan les franqueara el paso porque creyó que eran clientes. Aunque enseguida comprobaría que a la pareja no le interesaba comprar nada. "El sereno tiene que abrir la puerta porque los picaportes del lado de afuera están rotos", explicó Diego.
La muchacha recién llegada fue hacia la caja y el hombre encañonó con un arma al sereno. Sin perder tiempo, el maleante obligó a Claudia y a Juan a introducirse en el baño casi al mismo tiempo que irrumpieron otros tres hombres armados con revólveres calibre 45 y pistola nueve milímetros. Los intrusos se dirigieron a la parte trasera del local e inmovilizaron a los tres empleados que estaban elaborando derivados de la carne.
Unos segundos después, los trabajadores también fueron encerrados en el baño, aunque todavía no se había registrado el momento de mayor tensión durante el atraco. El último en ser llevado al baño fue Diego y cuando ya había dado algunos pasos decidió volver hacia la caja. La reacción de los maleantes fue tan veloz como violenta: uno de ellos le apuntó con un revólver calibre 45 a Diego y pulsó el gatillo, pero el proyectil de milagro no salió disparado. Entonces, el encargado también corrió la misma suerte que sus compañeros y terminó en el baño cuando Juan ya estaba en el suelo después de que uno de los maleantes le asestara un tremendo golpe.
Después, con la situación controlada, los visitantes recogieron los 700 pesos que había en la caja. También se llevaron un handy y "dos pollos rellenos" y cuando ya habían transcurrido escasos tres minutos se fueron caminando sin que nadie pudiera ver hacia dónde escaparon.



Los ladrones se llevaron la cena: dos pollos rellenos. (Foto: Néstor Juncos)
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