Mariano Dayan
Llegar a la capital japonesa en los primeros días del Mundial pudo ser decepcionante para los fanáticos del fútbol. Poca euforia en la calle, escasa propaganda en la televisión comparada con otros países que participan en el campeonato, alguna que otra camiseta. Y si en Tokio no había clima, ni pensar en las demás ciudades. Ahora, a diez días de comenzado el Mundial, las cosas empiezan a cambiar. En Tokio, se podría decir que el primer triunfo de los japoneses (1-0 ante Rusia) provocó un giro de 180 grados. El partido tuvo un nuevo récord de audiencia en la televisión nipona para un partido de fútbol y las celebraciones no tuvieron tanto que ver con las costumbres orientales. Sobre todo entre los adolescentes, la victoria del equipo pegó mucho. Cientos de personas festejaron en las calles y subtes de la ciudad, cantando el clásico "Nipón, Nipón". Lejos de los disturbios que se produjeron en Moscú, con dos muertos y casi 70 heridos, lo más grave que se vio por estas tierras fue un muchacho que se desnudó en una estación de Yokohama (y fue detenido inmediatamente, claro está). Las tapas de todos los diarios reflejaron los festejos. Las camisetas de Inamoto, autor del gol ante los rusos, se empezaron a vender como nunca y aumentó también el negocio con las del ídolo Nakata (un millón de personas entran a su página de Internet por día). Sin embargo, ante la comparación inevitable de cómo se vive el Mundial en la Argentina, la popularidad de la redonda queda muy chica en Japón. Aquí el Mundial no se hace sentir en todos lados y eso pudo ser comprobado por este enviado: tuve que viajar a Kobe mientras se jugaba Japón-Rusia. Y no pude conocer el resultado del partido hasta que volví a Tokio. Ni en la calle ni en el tren ni en el subte vi alguna persona con una radio escuchando el encuentro. Tampoco había negocios ni bares ni restaurantes, como es común en nuestro país, con televisores grandes para que la gente pudiera verlo. En eso, les falta.
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