Desde hoy al aeropuerto de Fisherton de internacional sólo le queda el nombre. Por decisión de la línea aérea Varig, el vuelo de esta tarde rumbo a San Pablo será el último en salir del país desde Rosario. Según el agente local de la firma, Miguel Valenti, varios fueron los factores que conspiraron contra la permanencia del servicio y originaron una "brutal caída de las ventas": primero la devaluación de Brasil, luego el atentado contra las Torres Gemelas en Estados Unidos y por último la propia devaluación argentina, que hizo estragos en la ocupación de los vuelos.
La decisión es una mala noticia para el aeropuerto, embarcado en un ambicioso plan de obras. Por eso la directora del ente aeroportuario, Sandra Calegari, apura conversaciones con otras líneas aéreas -como la brasileña TAM- para intentar abrir nuevas rutas desde Rosario y cifra esperanzas en que Varig reponga al menos una frecuencia semanal hacia Brasil.
"La decisión tomada por Varig no tiene nada que ver con el aeropuerto ni con Rosario, se trata de una política empresaria a nivel nacional que impacta en la suspensión de los vuelos locales y de Mendoza, y en la reducción de las frecuencias de Córdoba", afirmó Calegari.
En ese sentido la funcionaria aclaró que la medida no se debe a ningún déficit de la terminal aérea, aunque admitió que la golpea "desde un punto de vista económico y de posicionamiento".
La clave, menos ventas
Pero, ya se sabe, en materia de negocios la rentabilidad es la que corta el bacalao. Y la baja ocupación de los vuelos de Varig al exterior fue determinante. "La decisión obedece a una brutal caída de las ventas por varios factores", explicó el representante local de la línea aérea.
Ellos fueron los atentados del 11 de septiembre pasado en Estados Unidos con aviones de American Airlines, "que generaron una crisis de la que aún no se ha salido; la ruptura de reglas claras dentro del Mercosur, que empieza con la devaluación de la moneda brasileña; la imposición de un visado para turistas argentinos en Estados Unidos, y la propia devaluación nacional, que generó una tremenda caída en el tráfico de pasajeros", detalló Valenti.
El operador también analizó el destino clásico de los usuarios de Varig desde Rosario: 40 por ciento a Estados Unidos, 20 por ciento a Europa y otro 40 a Brasil. "Los pasajes a Norteamérica prácticamente bajaron a cero y también está muy decaída la demanda a Brasil", aseguró, lo que generó "un coeficiente de ocupación que no justifica mantener los vuelos desde Rosario".
A partir de esa evaluación la firma levantará su oficina de Fisherton, aunque mantendrá la representación local en búsqueda de tentar a los pasajeros rosarinos con una bonificación en sus traslados a Ezeiza.
No hay duda: se trata de una pálida para el aeropuerto que requerirá de intensas gestiones para revertirse. "Vamos a intentar que Varig mantenga al menos una frecuencia semanal", adelantó la directora del ente aeroportuario. Esa posibilidad ayudaría, por ejemplo, a mantener el free shop, que ahora queda en "stand by" cuando lleva de inaugurado menos de un año.
Otra posibilidad que se explora por estos días para reactivar el tráfico de pasajeros y reposicionar al aeropuerto como internacional involucra a la empresa aérea TAM, "para ver si pueden abrirse nuevas rutas al exterior".
Por ahora habrá que conformarse con los vuelos de cabotaje, que según Calegari no registran una caída tan significativa y mantienen "frecuencias decorosas".
S. D.