| | Analisis: Una tormenta demasiado perfecta El gobierno nacional sigue sin despertar confianza en el FMI y no consigue oxígeno para salir de la crisis.
| Mauricio Maronna / La Capital
El FMI sobreactúa su nivel de exigencia y dilata el inicio de las negociaciones por dos cuestiones principales: la eterna desconfianza hacia el gobierno de Eduardo Duhalde y la sospecha de que la actual gestión intentaría sacar partido de un cambio de escenario que modifique lo que ya debería ser decisión tomada y que tiene que ver con la convocatoria a elecciones anticipadas. "La idea de algunos duhaldistas de seguir en el poder hasta el 2003 esperando un cambio de aire y tratando de que el presidente pudiera ser revalidado en las urnas está técnicamente terminado", confió el viernes a La Capital una calificada fuente justicialista, sabedora, además, de que la virulencia contra la dirigencia solamente disminuirá con un llamado a comicios. Aunque primero haya que dirimir liderazgos en el justicialismo. Abortada la utopía continuista, el gobierno desespera para que Carlos Reutemann rompa de una vez por todas con la cerrazón y sea candidato. El Lole, además de ser el mejor postulante que puede ofrecerle el PJ a la sociedad, es el único que puede taponar el crecimiento de Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saá en las encuestas. La reaparición (aun con escrache incluido) del riojano en el escenario porteño y la estrategia ilusionista del puntano (diciéndole a cada sector lo que quiere oír) pone los pelos de punta a Duhalde, quien viviría la peor de sus pesadillas si alguno de los dos pícaros caudillos del interior profundo se queda con la candidatura presidencial. En el peronismo están convencidos de que Elisa Carrió, primera en todos los sondeos de opinión, ofreció la semana pasada una de las confesiones "más patéticas de la falta de proyecto serio": su economista de cabecera, Rubén Lo Vuolo, dijo acerca del comportamiento del dólar: "Yo tenía muy claro cómo se hacía: ahora no sé". Y el egresado de la Universidad del Litoral remató: "La única salida sigue siendo Ezeiza" (diario Clarín, 2/6/2002). Los radicales se sumaron al péguele a Lilita. "Si yo digo eso, los periodistas del house organ de Carrió me queman en la Plaza de Mayo", asestó el legislador Leopoldo Moreau, al menos por una vez rápido de reflejos. Ponzoñoso y chicanero, Rodríguez Saá recomendó con fruición en Rosario leer una nota que daba la primicia sobre los nombres para ocupar los cargos más importantes del hipotético gabinete de la chaqueña: "José Vitar, ministro del Interior; Graciela Ocaña, jefa de Gabinete; Lo Vuolo, titular de Economía" (revista Veintitrés 30/5/2002, páginas 8 y 9). "Me consta que el FMI hace trascender entre los empresarios que a Reutemann es al único que le habilitarían fondos frescos para sacar al país del corralito económico. Todo está preparado para que el Lole dé el sí, menos él. Los embajadores coinciden en que es el único político que queda en pie, más allá de la simpatía que les despierta Carrió, y todos los días recibo a dirigentes de las provincias más inimaginables que se quieren sumar a un proyecto presidencial", comentó con cierta desazón a este diario un referente reutemista. Para algunos peronistas, los silencios del Lole desconciertan más que los quiebres de cintura del inglés Owen. Reutemann despide con un lacónico "esperen un poco más" a quienes le imploran que no se deje ganar territorios por Menem, Kirchner y Rodríguez Saá. "Si arrancamos tarde nos vamos a quedar con lo peor de cada casa", masculla el informante. Con dosis de razón, Reutemann mastica bronca en la intimidad porque algunos formadores de opinión prefieren compararlo con Fernando de la Rúa "en vez de privilegiar que soy el único gobernador que gestiona y paga en tiempo y forma (y casi sin Lecop) salarios y jubilaciones". El lobby santafesino (si es que existe) tampoco parece darse cuenta de que la provincia está en el umbral histórico de tener un presidente propio. "¿Se imaginan a De la Sota si los números le sonrieran? El y las fundaciones cordobesas saldrían a declarar poco menos que la independencia provincial", hacen catarsis desde el riñón reutemista. El corralito, el default, la depresión económica, la pobreza en la que viven más de 18 millones de compatriotas, la ola antipolítica y el clima de agobio convierten a este suelo en un inmenso e interminable territorio de sombras. En medio de tanta negrura, en la cima del poder apostaban a una lucecita artificial, aunque luz al fin, que pudiera provenir de la mano de Marcelo Bielsa y sus muchachos. Pero parece no haber ni siquiera episodios frívolos que puedan sacar (al menos por una milésima de segundo) a la Argentina de la aplastante depresión. Hasta el maldito Beckham se complotó para que en la Argentina la tormenta siga siendo perfecta.
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