Año CXXXV
 Nº 49.504
Rosario,
domingo  09 de
junio de 2002
Min 8º
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cartas
Libres de cargo y culpa

Ningún argentino que se haya visto involucrado o no en la caída del Banco Integrado Departamental (BID) podrá desconocer las componendas de las autoridades del BCRA en aquellos tiempos. Entre los bancos absorbidos por la institución financiera mencionada se encontraban el Aciso y el de La Ribera. En lo que al primero se refiere, pésimamente administrado por supuestos banqueros que eran menos que aficionados y totales ineptos para esos negocios; sobre el segundo no puedo emitir juicio porque desconocía su operatoria, aunque según el común de los comentarios en su administración había aspectos turbios. La realidad es que las tres entidades financieras se encontraban con graves problemas, y para salvar una corrida bancaria nefasta para el gobierno de Carlos Saúl Menem los jerarcas del BCRA resolvieron aquella absorción, que hoy después de varios años aún está en tela de juicio, ya que jurídicamente no se encuentra perfeccionada. Pese a las promesas de funcionarios, léase presidente del país, Ruckauf, Pedro Pou, Roque Fernández y otros que prometían su apertura, ésta no se concretó; después de arduas negociaciones con un banco de origen extranjero, el resultado fue negativo y se decretó la quiebra por un juez de Venado Tuerto. Mil ochocientos empleados pasaron a las filas de desocupados, ahorristas defraudados y dirigentes enriquecidos y hoy libres de cargo y culpa, salvo algún funcionario de la entidad absorbente. Nunca se investigó profundamente si hubo actividades ilícitas en estos tres bancos y la mayor estafa hasta hoy permanece impune. A pesar de las aguas pasadas bajo el puente y otras circunstancias (la crisis económica más grave de nuetra historia), políticos del mismo fuste están a la cabeza del actual desastre financiero en busca de soluciones para los mismos problemas que ellos generaron durante el gobierno de Menem. Conclusión: que se vayan Alfonsín, Menem, Duhalde y muchos otros que hicieran de esta democracia y de este país un caos total.
Ernesto Palou Muro


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