Lentamente, el agua del río Mendoza fue borrando el rastro de la vieja ruta nacional número 7 que unió durante décadas el norte de Mendoza con Chile, y se transformó en el nuevo espejo de agua de la presa Potrerillos.
Al lugar se llega tras un recorrido de 63 kilómetros por el acceso sur desde la ciudad de Mendoza, en el departamento de Luján de Cuyo, antiguo enclave de producción agropecuaria consolidado a partir de la implantación de la estación del ferrocarril.
Desde hace unos meses y luego de casi 50 años de espera, la zona norte provincial tiene un nuevo embalse para la generación energética y la explotación turística, ubicado en uno de los últimos puntos de paso hacia Chile sobre la ruta 7, ahora ubicación estratégica con el corredor andino y vía de comunicación con el Mercosur.
Perfil ecológico
"Al norte de Mendoza le faltaba un sitio turístico vinculado al agua y de ahí vino el gran desafío", indicó la subsecretaria de Turismo, Mariana Juri, quien añadió que ahora "vendrá un perfil ecológicamente sustentable y un nuevo producto turístico de alta montaña".
Existen variadas consultas nacionales y extranjeras interesadas en invertir capital en diversos proyectos turísticos en torno al embalse. Además, en los próximos dos meses se llamará a licitación para el Gran Hotel Potrerillos, a construirse en una zona privilegiada a sólo dos kilómetros de la represa.
Todavía faltan unos dos años para la inauguración oficial del dique cuando la cota del embalse llegue a los 114 metros.
Lo más novedoso es que el embalse ha sido concebido desde sus orígenes como un centro turístico, por lo cual el valor energético y el turístico se han presentado juntos. Desde fines del año pasado, miles de mendocinos y turistas se arrimaron diariamente a observar cómo crecía el espejo de agua.