Una nueva biografía de Camilo Cienfuegos escrita por Carlos Franqui recrea la vida de uno de los principales hombres de la revolución cubana, traza un retrato de su vida y de sus hazañas y desvela, por primera vez y desde la óptica del autor, las circunstancias dramáticas que precedieron a su muerte.
El autor, Carlos Franqui (1921) es escritor y periodista; en 1955 creó en la clandestinidad contra Batista, el diario Revolución, órgano del 26 de julio que dirigió desde la toma del poder en 1959 hasta 1963. En 1957 fue detenido y al año siguiente se instaló en Sierra Maestra, donde dirigió Radio Rebelde. Desde la intervención rusa en Checoslovaquia en 1968 vive fuera de Cuba.
Los datos no son aleatorios, ya que Franqui se encolumna desde el inicio del relato entre aquellos que imaginaron un futuro diferente para la revolución encabezada por Fidel Castro.
Desde ese punto de partida, Franqui vertebra la historia del legendario guerrillero, joven e impetuoso, que provenía de las filas del pueblo y que fue considerado una de las grandes figuras de la revolución.
El Cristo
"Al frente, el héroe de los héroes, el comandante en jefe y máximo caudillo, Fidel Castro. Castro conmovió; el otro, Guevara, aquel que no reía, infundía respeto. Camilo, el Cristo, pero un Cristo popular, cubano, fiestero, atractivo, dicharachero, como uno de abajo, el hombre del pueblo", describe Franqui al aludir a ese amanecer de victoria, del 1º de enero de 1959.
Camilo integró la columna del Che, quien "de alguna manera, había sido su primer jefe" y pasó de ser "aquel joven hambriento, capaz de arriesgar su vida por tomarse un café o comer un plato caliente, bravo como nadie en el combate, pero indisciplinado y respondón, hasta convertirse en teniente, capitán y jefe de vanguardia antes de ser ascendido a comandante por Castro", cuenta.
Según la biografía hilvanada por el escritor cubano, "Guevara admiraba a Camilo, entre otras cosas, porque de la forma más natural y constante, bajo una lluvia de balas, un bombardeo, un tanque que le disparaba, ante cualquier peligro, permanecía calmada, tranquilo, sin miedo".
"No era un caudillo -afirma el biógrafo-. Su vena anárquica le hacía tener desconfianza de los palacios, de los cargos, de la burocracia, del poder". Y más adelante reafirma: "No era un fanático comunista, como Raúl Castro; ni un fanático de la ideología, como el Che Guevara, prisionero siempre entre el dogma y la realidad".
El libro incorpora la voz de Guevara, cartas de Camilo y fragmentos de su diario y algunas entrevistas del autor con personajes claves de esta historia, como una conversación con Huber Matos, uno de los más populares jefes de guerrillas, que dirigía el distrito militar de Camagüey y renunció al cargo el 20 de octubre de 1959, frente al horizonte que se iba perfilando.
A partir de ese hecho, los acontecimientos se precipitan. Huber recibe el llamado de Camilo que le pregunta si puede volar a La Habana para presentarse en el Estado Mayor. Pero la avioneta disponible no tiene instrumentos para despegar de noche.
La última frase que recuerda Huber es la de Camilo que le dice "tu renuncia no podría ser en un momento tan inoportuno". Pocas horas después Huber sería acusado de traidor y una espesa trama que excedía el marco personal se abatió sobre la revolución y signó de una u otra forma la vida de sus protagonistas.
El 21 de octubre de 1959, Camilo Cienfuegos asegura en un discurso que "esta revolución es cubanísima", aunque todos los hechos apuntaban a una consolidación definitiva del ala comunista, bajo el influjo de Raúl, el hermano de Fidel.
Uno de los últimos capítulos de la biografía, se titula "Popularidad peligrosa" y arranca con el recuerdo del acto del 26 de octubre, frente al Palacio Presidencial de La Habana, "al llegar Camilo Cienfuegos la multitud estalló en una prolongada ovación, cuyos aplausos no terminaban nunca, mayor que la otorgada a Fidel Castro", escribe Franqui.
Dos días después, el 28 de octubre de 1959, un avión tipo Cessna 310, número 53, piloteado por el primer teniente Luciano Fariñas, a quien acompañaba el escolta sargento Félix Rodríguez despega de Camagüey en el aeropuerto Ignacio Agramonte y nunca llega a La Habana. Llevaba como tripulante a Camilo Cienfuegos.
El biógrafo, reúne las declaraciones de Fidel Castro, ante esta abrupta desaparición, atribuida a un accidente, aunque en el capítulo siguiente, "Los muchos misterios de la desaparición de Camilo", Franqui abunda en las diferentes hipótesis que rodearon el hecho.