Año CXXXV
 Nº 49.504
Rosario,
domingo  09 de
junio de 2002
Min 8º
Máx 19º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com






El cazador oculto: La televisión ya no es lo que era

Ricardo Luque / La Capital

La televisión ya no es lo que solía ser. Porque, es bueno recordarlo, hubo un tiempo en que en que la televisión era cosa seria. Hoy, gracias a los reality shows, los talk shows y, sobre todo, gracias a Marcelo Tinelli, ya no es así. Quizás las nuevas generaciones no lo sepan, pero hubo un tiempo en que el periodismo en la televisión merecía respeto. Y, aunque cueste creerlo, en aquellos tiempos dorados el rey de la pequeña pantalla era Sergio Villarroel. Sí, el papá de Claudio, el mandamás de Telefé, el canal que sacralizó la banalidad y el "¡pum para arriba!".
Villarroel, el padre, era columnista de "Telenoche", en los tiempos que Mónica Cahen D'Anvers se hacía llamar Mónica Mianovich y era pareja -televisiva, claro- con Andrés Percivale. El hombre se convirtió en el paradigma del periodista serio gracias al talento que tenía para presentar cualquier noticias con el mismo gesto adusto con el que un sepulturero echa la última palada de tierra sobre un ataúd.
Para que se entienda: Santo Biasatti, quien imagina ser su fiel heredero, es apenas una caricatura de Sergio Villarroel. Pero quién en la devaluada televisión argentina puede asombrarse al encontrase en un periodístico con un registro, la parodia, que, en aquellos viejos y buenos tiempos, era privativo de la ficción o el entretenimiento. Pero la línea que separa a los programas periodísticos y a los de entretenimiento es cada vez más delgada. Hoy en un programa periodístico pueden encontrarse números musicales, sorteos y hasta dramatizaciones.
El mejor ejemplo del profundo sentido paródico que tienen hoy los periodísticos es "Indomables". El ciclo, que cuesta calificar de periodístico, aunque en algún sentido lo es, consigue lo imposible: muestra el verdadero rostro de Mauro Viale. En el envío, el animador, el rey indiscutido de la televisión basura, abandona el gesto adusto que tiene al mediodía, cuando hace un programa "serio", y se parodia a sí mismo. Y su parodia es tan lograda que Mauro aparece tal cual es, honesto y brutal. Un verdadero hallazgo.


Diario La Capital todos los derechos reservados