La Cámara de Diputados italiana aprobó ayer una nueva ley que restringe notablemente la llegada y estadía de inmigrantes y da más poderes al Estado para expulsar y condenar a los clandestinos. La medida fue aprobada por 279 votos a favor y 203 en contra, la mayoría de ellos de la coalición opositora El Olivo y de los comunistas.
La ley, preparada por los dos líderes de la derecha italiana, el vice primer ministro Gianfranco Fini, de Alianza Nacional y el xenófobo Umberto Bossi, de la Liga Norte, actual ministro de las Reformas, deberá ser ratificada sin modificaciones por el Senado.
La nueva ley, llamada Bossi-Fini fue duramente criticada por la oposición de centro izquierda.
Entre las medidas que introduce la nueva ley figura tomar las huellas digitales para los inmigrantes que entren al país, medida que está siendo examinada por otros países europeos.
Por otro lado, en pocos países de Europa se toman las huellas digitales para los documentos de identificación, por lo que la propuesta fue mal recibida por algunos sectores, que la calificaron de discriminatoria.
El ministro del Interior, Claudio Scajola, anunció que en menos de un año a los italianos se les tomará también las huellas digitales para la tarjeta de identificación europea.
Otro punto de la ley prevé penas de cárcel para quienes hayan sido expulsados y reincidan en el intento de entrar ilegalmente en el país, acción que será calificada de delito y no como una infracción.
Algunos estamentos de la sociedad italiana se han manifestado vivamente contra los inmigrantes. El hecho mas reciente fue protagonizado por los gondoleros venecianos, quienes concretaron un paro de 24 horas para expresar su protesta por el ingreso de extranjeros, a quienes rechazan porque, dicen, perjudican las fuentes laborales de los barqueros.
El mundo del deporte, afectado
La nueva ley para la inmigración afectará también el mundo del fútbol italiano ya que introduce un número anual de deportistas profesionales en el país.
La medida prevé que el ministerio de la Cultura y el Coni (Comité Olímpico Nacional Italiano) determinen el límite anual de ingresos de los jugadores profesionales.
En Italia juegan numerosos futbolistas extranjeros, entre ellos muchísimos sudamericanos, especialmente argentinos y brasileños, mientras que en el básquet hay numerosos jugadores estadounidenses.
Para el ejecutivo conservador de Silvio Berlusconi se trata de una "ley severa", que tiene como objetivo combatir la criminalidad, mientras que para la oposición de izquierda es "inaceptable, contraproducente y racista".
El texto sufrió varias modificaciones a lo largo de su debate y su aprobación definitiva es casi segura dada la cómoda mayoría que tienen los partidos del gobierno en el Senado.
Según cálculos de la organización católica Caritas, cerca de 1,7 millón de "extracomunitarios" residen en forma legal en Italia, mientras el número de clandestinos podría llegar a 300.000, cifras relativamente pequeñas comparadas con las de otros países de Europa.
El año pasado, más de 20.000 inmigrantes llegaron clandestinamente a Italia y más de 5.000 desembarcaron en los primeros tres meses de este año, según cifras del ministerio del Interior. (AFP)
La Ciudad
