| | cartas El final es previsible
| Durante más de 30 años nuestras relaciones con el Fondo Monetario Internacional y las distintas bancas extranjeras han sido excelentes. Nos han facilitado créditos y en forma normal o ininterrumpida hemos pagado con intereses y con dólares nuestras deudas. Además, hemos cumplido no sólo con los reglamentos sino con distintas imposiciones como la enajenación de nuestro petróleo, ferrocarriles, recursos mineros, industrias y caminos y la gran mayoría de las bancas provinciales y estatales. No quedan ya dudas del resultado negativo de todas estas operaciones. Más de la mitad de la población argentina se encuentra en la indigencia, la desocupación linda el 30 por ciento y la desnutrición y la muerte se enseñorean por nuestras provincias alejadas del movimiento comercial de la capital del país. Ahora hace sólo algunos meses que no recibimos ayuda de los organismos internacionales y nos vemos impelidos a derogar leyes y hasta el Código Penal para acceder a una nueva ayuda como la que nos ha puesto en esta situación de extrema emergencia social y económica. Yo me pregunto si no sería mejor adoptar la política de Irak o de Cuba, que aún bloqueada desde hace muchos años se encuentra en mejor situación que nuestra querida república. Y si llegamos a un acuerdo siguiendo la progresión geométrica o matemática, ¿cómo nos encontraremos en el 2016, segundo centenario de nuestra independencia? Creo que el final es previsible. Eduardo Rodríguez Bone
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