| | cartas Por una nueva dirigencia
| En medio de la grave crisis política, económica y social que atravesamos, somos muchos los que nos preguntamos qué actitud debe asumir el ciudadano común. En primer lugar, como es lógico, debemos cumplir las obligaciones que nos impone la Constitución nacional, por algo llamada ley de leyes. Pero los que por cualquier motivo no formamos parte de piquetes, cortes de ruta, escraches, cacerolazos y otras formas de reclamo muy atendibles, no podemos permanecer resignados esperando que el país se derrumbe totalmente sin intentar nada al respecto ni aportar hechos o ideas. Ahora se nos plantea la disyuntiva de un cercano llamado a elecciones o dentro de un año y medio, pero eso depende de quién opine y qué conveniencias o intereses lo muevan a pronunciarse. Personalmente, creo que no se debe convocar al pueblo a las urnas ahora, porque se presentarán personajes sospechados de enriquecer sus bolsillos y empobrecer al país. Además, seremos bombardeados con promesas probadamente incumplidas. Exijamos un Estado eficiente y austero, pero por igual en los tres poderes que lo componen. Además, apuntalemos al gobierno (aunque no nos convenza) para presentar una sociedad cohesionada de cara al exterior. En lo personal, tenemos la obligación moral de colaborar en la medida de nuestras posibilidades con las instituciones de bien común, como lo son los comedores comunitarios, dispensarios y hospitales públicos, asociaciones de huérfanos y discapacitados, para contener el hambre y cuidar la salud de los más desprotegidos. Cayetano Teodoro Bello
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