España, Italia, Francia y Brasil buscan empleados argentinos, pero si son rosarinos mejor. Al menos eso afirmaron distintas empresas del exterior que orientaron su búsqueda a gente de esta ciudad por considerarla capacitada, pero sobre todo "por no ser tan soberbios como los porteños". Cientos de currículum desde esta ciudad llegaron hasta Barcelona, para trabajar en un supermercado, y a Porto Alegre, para desempeñarse como técnicos en fotocopiadoras. Pese a esto, la ilusión de progresar en otros países también se mezcla con el temor al desarraigo y a la soledad.
Más allá de la crisis social y la inestabilidad reinante en la Argentina -motivos más que suficientes para justificar semejante convocatoria-, llamó la atención que las empresas extranjeras busquen trabajadores de esta ciudad. "Desde España pidieron rosarinos porque se considera que la gente del interior no es tan soberbia como los porteños", dijo Lydia Burde, seleccionadora de personal del grupo de supermercados Bon Preu, de Barcelona.
Dos avisos clasificados publicados en La Capital el domingo pasado pidieron personal para cubrir 10 puestos de encargados de sección en un supermercado catalán, y técnicos en fotocopiadoras en una empresa de Porto Alegre. En ambos casos buscan gente "capacitada" y eligieron que los empleados sean "preferentemente de Rosario", por eso publicaron el aviso solamente en este diario.
La primera explicación que aparece ante esta cierta exclusividad tiene que ver con una cuestión afectiva. Tanto en la empresa europea como en la brasileña, el principal contacto con este país es una persona rosarina. "Soy oriundo de esa ciudad y creemos que en Rosario puede haber gente interesada en esta actividad", señaló vía mail desde Porto Alegre Ricardo Sacovechi, quien hace 17 años reside en Brasil y es titular de Ricopy, empresa dedicada a comercializar fotocopiadoras.
La soberbia porteña
Sin embargo, hay otro factor llamativo que marca las preferencias hacia los rosarinos, aunque son pocos los que se animan a decirlo explícitamente. "El porteño se cree que va a ser gerente al segundo día, y siempre considera que es un poco más que los demás", dijo Juan Sacovechi, hermano del titular de la empresa brasileña, y el nexo directo para la contratación del personal.
En la misma sintonía se manifestó quien hace la preselección para la cadena de supermercados de Barcelona. "Sabemos que prefieren gente de Rosario, o del interior por sobre los porteños, debido a que consideran que ellos son muy soberbios", dijo Burde.
Indudablemente, las diferencias existen, aunque no siempre se digan tan abiertamente. Así parece desprenderse de quienes tienen un contacto diario con gente necesitada por conseguir empleo en otros países. "Nosotros mandamos personal a Italia desde hace varios meses. Nadie nos ha pedido en forma directa gente del interior por una diferencia de concepto respecto del porteño, aunque he vivido varios años fuera del país y experimenté en carne propia esas diferencias", confesó Nora Ferrer (de Nora Ferrer&Asociados).
La consultora selecciona personal para enviar al exterior y ya les ha conseguido trabajo a muchos rosarinos con buenos resultados. "La primera etapa fue para viñedos, después tuvimos pedidos de parrilleros, marineros, personal de hotelería, caseros, jardineros, bailarinas de tango, y ahora vamos a seleccionar para hoteles en el límite entre Italia y Francia", indicó la profesional, antes de asegurar que la experiencia con los trabajadores rosarinos ha sido "en general muy buena".
Los sueldos son atractivos. Unos 980 dólares para ser encargado de una carnicería o verdulería de un súper de Barcelona, y unos 700 dólares para arreglar fotocopiadoras en Porto Alegre son cifras que pueden llegar a hacerles brillar los ojitos a más de uno.
Sin embargo, la gente viaja con tantas expectativas como angustias. Así lo experimentaron en Lydia Burde&Asociados en la primera convocatoria de personal del súper de Barcelona, realizada el 12 de mayo. Se recibieron unos 500 currículum, pero son pocos los que reúnen los requisitos y que además se adaptan a los cambios culturales. "Es necesario que los que viajan tengan la contención necesaria; si no, se les hace muy difícil vivir con otras costumbres y lejos de sus afectos, aunque resuelvan momentáneamente su situación económica", aseguró Burde, quien además de consultora es psicóloga.
A su juicio, se hace indispensable hacer un "blindaje" afectivo y permeable para atravesar esta situación. O sea, asumir la tristeza, para saber contenerla pero también para expresarla. "Muchos le tienen miedo al miedo. Pero saben que hoy pueden alcanzar afuera un proyecto de vida viable y quieren hacer su experiencia", concluyó.
Los extranjeros también quieren hacer la experiencia de contratar argentinos, pero aparentemente son amantes del perfil bajo.