Hernán Maglione - Carlos Vallejos / La Capital
La imagen parecía extraída de una película de ciencia ficción ambientada en algún futuro lejano. La escenografía fueron las instalaciones abandonadas de un supermercado, con unos pocos carritos rengos, góndolas desvencijadas, heladeras y máquinas de cortar fiambre olvidadas, y listas de precios que parecían de hace un siglo. Detrás de las rejas del frente, un puñado de bicicletas apiladas. Puertas adentro, más de 400 personas debatiendo sobre el pasado, el presente y, más que nada, el futuro de esta Argentina en crisis terminal. Luis Zamora fue el gran convocante de una jornada de debate en el Centro Cultural La Toma, donde hasta hace dos años funcionó el supermercado Tigre. Con la horizontalidad como leit motiv y el propio Zamora participando de las comisiones como un ciudadano más, ayer se lanzó en Rosario el movimiento Autodeterminación y Libertad. La instantánea del lugar no reflejó el habitual clima de una reunión política. En los dos pisos del ex supermercado se vieron padres con sus hijos, interminables rondas de mate y bizcochitos de grasa, y señores entrados en canas escuchando atentamente a jóvenes que dan sus primeros pasos en la participación política. La jornada comenzó a las 9, cuando los asistentes fueron repartidos aleatoriamente en 24 comisiones de debate, apenas con algunas premisas como disparadoras de un intercambio de ideas y opiniones que se prolongó por casi ocho horas. Con la horizontalidad como condición, trataron temas tales como las construcciones colectivas, la necesidad de defender la Justicia, las economías alternativas, el FMI y la deuda externa, un cambio de modelo (que "debe hacerse de abajo hacia arriba") y la búsqueda de un espacio propio, dejando de lado la posibilidad de una alianza con el ARI de Elisa Carrió. "Lo de Carrió... que ni se les ocurra", deslizó Zamora en su comisión de debate, y si bien argumentó que la diputada chaqueña "habla pero no escucha", desplegó un abanico de elogios centrado en la lucha de la titular del ARI contra la corrupción. Pese a su intención de ser apenas uno más, el grupo de trabajo del líder de Autodeterminación y Libertad se distinguió del resto por los curiosos que se acercaban, los grabadores de sus compañeros y hasta algunos flashes. "Si un militante quiere venir a hablar, me parece bárbaro. Pero si venís a expresar la posición de tu partido, éste no es el ámbito", destacó, para añadir mientras todos asentían con sus cabezas: "El que cuestiona la horizontalidad se va". En otra mesa, un señor indignado recordó a los intelectuales de la Alemania nazi que discutían el sexo de los ángeles. Otros proponían la alternativa de acercar el partido al ámbito universitario o la necesidad de participar en las próximas elecciones, aunque tampoco faltaron las propuestas descabelladas o los discursos sin una dirección particular. A las 18, la jornada entró en su recta final con un plenario en el primer piso, sin un acto central y ante un escenario decorado con un austero afiche con el nombre del partido en letras negras sobre fondo blanco. Los representantes de las comisiones repasaron las ideas previamente elaboradas en los grupos, y allí nuevamente Zamora fue un participante más. "Uno de los compañeros reflejó la necesidad de reiterar el encuentro", dijo un asistente desde el micrófono, al compartir la inquietud que el mismísimo titular de Autodeterminación y Libertad había expresado en su comisión.
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