Los chicos se vistieron de aguateros, vendedores de mazamorras y damas antiguas para salir a la calle. Entre murgas y zancudos, la Casa de la Cultura Arijón festejó el 192º aniversario de la Revolución de Mayo. Claro que a las celebraciones se sumó, más tarde, la gastronomía vernácula: el locro, las empanadas y los pastelitos. Y no faltaron los grupos tradicionalistas y las jineteadas. Situaciones similares se repitieron en distintos puntos de la ciudad, donde la gente se apropió del 25 de Mayo y la jornada lo volvió una fiesta popular. Las murgas fueron las que le dieron colorido a la mañana, mientras que los chicos de las escuelas y los jardines de infante de la zona se sumaron con sus disfraces. Para los espectadores fue una verdadera fiesta y familias enteras se acercaron hasta el lugar para disfrutar por segundo año consecutivo de las celebraciones de la Casa de la Cultura Arijón. Los que también dieron el presente fueron los motoqueros del Moto Club Custom, que desfilaron llevando una enorme bandera argentina. Y los centros tradicionalistas participaron junto a los grupos folclóricos que le pusieron música a la mañana. Pero claro que, como en todas las fiestas patrias, lo más esperado fueron las destrezas criollas y los platos típicos. Así, el locro, las empanadas y los pastelitos fueron el almuerzo de la mayoría de los que participaron de la celebración. También hubo festejos en el Parque del Mercado, donde los rosarinos festejaron la Revolución de Mayo con grupos musicales y danzas tradicionales. Entre otros lugares, una jineteada convocó a muchas familias a la zona noroeste de la ciudad (Juan José Paso y Barra), mientras que por la tarde el centro de la fiesta fueron los grupos folclóricos.
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