"La esperanza de que se haga justicia uno siempre la tiene, pero cada vez estoy más desilusionada y triste. Siento que nos hicieron burla", afirmó Araceli Sánchez, la esposa de Daniel Sánchez, el remisero rosarino que fue asesinado en septiembre de 2000. De esta manera la mujer expuso el desconcierto ante el fallo de la justicia cordobesa que dispuso liberar a los acusados por el caso al considerar que les correspondía el beneficio de la duda, por insuficiencia de pruebas.
En ese sentido, juicio oral y público que terminó por absolver a los únicos acusados por el crimen del remisero rosarino Daniel Sánchez dejó al descubierto las firmes sospechas de que detrás de ese brutal hecho podría encontrarse una poderosa banda de ladrones y reducidores de autos. Si quedara firme el fallo que dejó en libertad a los hermanastros José Torres y Mario Paglione, toda la causa volvería a fojas cero y la Justicia tendría que remontar una investigación que, a juzgar por el resultado final del proceso, no llegó a reunir los elementos suficientes para condenarlos.
La sensación que quedó flotando en la Cámara del Crimen de Bell Ville, donde se ventiló el caso, es que Torres y Paglione estuvieron a punto de pagar por un crimen que no cometieron, pero que sí habrían perpetrado personas allegadas a ellos.
"Vergüenza"
Araceli,la esposa del chofer asesinado, no puede sobreponerse al mal trago que significó la absolución de los únicos sospechosos en el crimen. "Supuestamente todo estaba condenar a (Mario) Paglione, había pruebas contundentes, y ahora parece que no fueron suficientes, que hay una mafia detrás de ellos. Es una vergüenza, con todo esto una se siente completamente insegura y desprotegida", señaló.
"Creíamos que con un fallo condenatorio mi marido descansaría en paz. Asistimos a la lectura de la sentencia con esa esperanza, pero salió todo mal", insistió Araceli, y agregó: "Sigo adelante, y vamos a continuar con esto, por mis tres hijos. Uno tiene que seguir viviendo por ellos".
En tanto, una fuente judicial cordobesa confió que los hermanastros dieron vuelta lo que se vislumbraba como una condena a 25 años de prisión cuando Paglione aceptó declarar frente al tribunal a cambio de que le brindaran garantías de seguridad para su familia. Hasta ese momento ninguno de los dos había aportado datos importantes, al margen de afirmar que llegaron en ómnibus a Mendoza en busca de trabajo.
Esta vez Paglione llegó a reconocer que hizo algunos trabajos como chofer de una organización con fuertes contactos en Mendoza y Buenos Aires para trasladar autos robados o que tuvieran problemas "de papeles". También habría manifestado, ante la sorpresa de muchos, haber trasladado paquetes con droga, pero dijo que no estuvo en Rosario el día en que desapareció Sánchez y negó con énfasis cualquier responsabilidad en el crimen.
Gonzalo Jáureguialzo, el abogado defensor de los dos imputados, dijo que sus clientes fueron absueltos porque "no se pudo acreditar que hayan estado en Rosario el viernes 22 de septiembre de 2000". Ese día Sánchez desapareció luego de tomar un servicio en Buenos Aires al 1600 y no se supo nada más de él hasta el lunes siguiente cuando apareció asesinado en un paraje rural de Isla Verde (Córdoba) de cuatro balazos y 37 heridas punzantes, además de golpes en el cráneo.
El profesional consideró que tampoco se pudo probar que los imputados hayan estado en Isla Verde el día en que ocurrió el crimen. "Básicamente no se pudo acreditar que Torres y Paglione hayan estado en Rosario el día de la desaparición y menos aún que estuvieran en Isla Verde. No se pudo acreditar la presencia de ambos en el lugar del hecho y menos la mecánica del homicidio". Jáureguialzo entiende que sus clientes fueron acusados sólo por indicios y en todo el proceso no hubo pruebas directas de su participación en el hecho.
"Las acusaciones de la Fiscalía y del representante de la querella se fueron cayendo durante las audiencias. Sin dudas, la declaración de Paglione fue muy importante, duró casi cuatro horas, y aportó muchos elementos que hicieron caer los indicios que habían en su contra. Todos sabemos que para condenar a alguien tiene que haber certeza absoluta y en este proceso no la hubo", dijo el abogado.