Los rosarinos ya no ven con tan buenos ojos los servicios de barrido, limpieza y recolección de residuos en la ciudad, donde en un año cayó considerablemente la imagen positiva que tenían esas prestaciones. Pero lo que más sorprende es que la gente ya no opine tan favorablemente sobre la salud pública. El compacto pilar sobre el cual el intendente Hermes Binner edificó sus dos gestiones de gobierno parece haber comenzado a tener fisuras.
Los datos se desprenden de una encuesta realizada en la ciudad por la consultora Andrés Mautone&Asociados, que a mediados de este mes entrevistó a 400 rosarinos para conocer sus opiniones sobre diversos temas.
Así, se pudo determinar que el 27% de ellos considera como negativo el desempeño de la Municipalidad en el área de la Salud Pública, y si se le suman los que la consideran regular, la imagen no positiva trepa al 63%. Entre julio del 2001 y mayo de este año, la imagen negativa de ese área creció un 12%.
Un dato por demás de significativo si se tiene en cuenta que las dos gestiones de Binner se caracterizaron siempre por brindar una prolija y destacada política en el área sanitaria.
Lo cierto es que a la luz de la devaluación, la falta de insumos hospitalarios se ha convertido en un dolor de cabeza para los hombres del intendente. A esto se suma la cada vez mayor concurrencia de pacientes a los hospitales públicos, lo que pone al sistema sanitario al borde del colapso.
La encuesta también recogió la opinión de los rosarinos sobre la prestación del servicio de recolección de residuos. Si bien cuatro de cada diez consultados calificó como positiva la tarea que se desempeña en este aspecto, a la hora de comparar esos números con los del año pasado, esta imagen en realidad se deterioró. Es que una encuesta similar realizada por la misma consultora en el 2001 demostró que la imagen positiva que tenía la gente en torno a este servicio se desmoronó del 66,9% al 43,1%.
La eterna debacle del transporte
Y si se habla de desmoronar, quien viene en franca caída en nivel de aceptación es el golpeado sistema de transporte. Hoy, siete de cada diez rosarinos están convencidos de que el desempeño del municipio en este aspecto es directamente negativo.
Otro servicio que no goza de mucha popularidad es el de barrido y limpieza. En julio del 2001, esta prestación tenía una imagen positiva del 45,4%, pero hoy el servicio sólo seduce al 19,4 de los rosarinos.
En cuanto al área de Obras Públicas, la imagen también ha comenzado a debilitarse. Si bien es justo reconocer que el municipio paralizó este año todo tipo de emprendimientos, la gente ya no se muestra tan entusiasta a la hora de analizar el desempeño oficial en este aspecto. Sólo dos de cada diez consultados lo consideró como positivo. Hace un año, casi la mitad de los rosarinos veía a la obra pública de la ciudad con buenos ojos.
La encuesta permitió determinar también de qué modo los rosarinos prefieren elegir a sus representantes. Seis de cada diez consultados consideró que los concejales deben elegirse por seccional, un método que permitiría conocer más de cerca al candidato y eliminar las listas sábana.
El ámbito adecuado para fijar el precio del boleto también fue puesto a consideración de los encuestados: el 37,2% opinó que la tarifa debe ser fijada por un ente técnico independiente, al tiempo que un 21,3% dijo que esa potestad le debe corresponder al Concejo. Sólo dos de cada diez encuestados consideró que el precio debe ser fijado por el intendente. Precisamente esa misma elección hicieron los concejales a la hora de determinar el último incremento.
A la hora de poner bajo la lupa el ajuste realizado en el Palacio Vasallo, casi un 38% de los rosarinos consultados lo calificó como positivo.
Entre otros aspectos que se tuvieron en cuenta en la consulta figuró el tránsito. Para casi el 40% de los rosarinos el desempeño municipal en este área es negativo, y sólo un 10% lo consideró positivo.
Así las cosas, el estudio reafirmó una vez más que el transporte sigue siendo la eterna asignatura pendiente del municipio. Pero por estas horas, algo más preocupa al intendente: la imagen de la salud pública ha comenzado a mostrar fisuras.