Año CXXXV
 Nº 49.489
Rosario,
sábado  25 de
mayo de 2002
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El Papa ofrece templo en Roma a la Iglesia Ortodoxa de Bulgaria
El Pontífice realizó un sorpresivo acercamiento al tenderle una mano al patriarca de Moscú, Alexis II

El Papa Juan Pablo II realizó ayer un sorpresivo acercamiento a la Iglesia Ortodoxa al tenderle una mano al patriarca de Moscú, Alexis II, gracias a la intermediación del patriarca búlgaro Maxim, ofreciendo un templo en Roma para los ortodoxos. El Pontífice, quien desde anteayer se encuentra en Bulgaria para una visita pastoral que terminará mañana, aspira a concretar una visita a Moscú.
"El Papa ha querido mostrar que la comunión entre cristianos debe verse impulsada por las dos partes y que la creación reciente de cuatro diócesis católicas en Rusia no estaba inspirada en el proselitismo agresivo por parte de Roma, como acusó el patriarca Alexis", comentó un prelado búlgaro experto en ecumenismo.
"Con la intención de alimentar el conocimiento mutuo, la caridad y la colaboración fraterna, me siento feliz de ofrecer a la comunidad ortodoxa búlgara la iglesia de San Vicente y San Anastasio -en la Fontana de Trevi- que podrán utilizar para fines litúrgicos, según las modalidades que nuestros delegados decidirán", anunció Juan Pablo II.
El templo, bautizado por el cardenal Mazarin en el siglo XVII, está situado al pie del Palacio del Quirinal. En el interior de la iglesia, que sirvió de vivienda de los Papas hasta el siglo XIX, se guardan en pequeños relicarios los corazones u otras partes del cuerpo de los Pontífices que fueron embalsamados, según una tradición respetada hasta la muerte de Pío XI en 1939.
Juan Pablo II, de 82 años, que muestra en este viaje enormes problemas de salud, fue recibido con un entusiasmo moderado ante la sede de la iglesia ortodoxa búlgara por el patriarca Maxim, quien tiene 87 años pero se encuentra en perfectas condiciones físicas y mentales.
Según un portavoz de Roma, no hubo abrazo de paz entre los dos líderes religiosos que se limitaron a darse la mano. La mayoría de los arzobispos búlgaros besaron la mano de Juan Pablo ll durante la ceremonia, pero algunos representantes eclesiásticos no acudieron a la ceremonia por no reconocer la autoridad del Papa.
En su discurso, el pontífice dio "las gracias por la recepción" que le dio el patriarca, que vino a saludarle la víspera a su llegada a Sofía a pesar de que su presencia no estaba prevista. Juan Pablo II recordó "el ejemplo de unidad ofrecido en el primer milenio por los santos Cirilo y Metodio", apóstoles del mundo eslavo, venerados en Bulgaria y en el mundo ortodoxo.
Una idea semejante fue defendida por el arzobispo Simeón, encargado de los fieles ortodoxos de Europa Occidental, que lo recibió previamente en la catedral San Alexandre Nevski. "Nosotros, los cristianos, debemos salvar juntos el mundo amenazado por el materialismo salvaje", dijo. "Le queremos, Santidad, y le consideramos un apóstol", añadió antes de fundirse en un abrazo con el Papa. (Télam-SNI)



El Papa Juan Pablo II en su segunda visita a Bulgaria.
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