Ariel Etcheverry / La Capital
Los dos acusados por el crimen del remisero rosarino Carlos Sánchez, ocurrido hace un año y siete meses, fueron absueltos por un tribunal oral de la provincia de Córdoba por el beneficio de la duda dada la insuficiencia de pruebas e inmediatamente quedaron en libertad tras el juicio público que se llevó a cabo en la ciudad de Bell Ville. El fallo, cuyos fundamentos se conocerán el 6 de junio, será apelado por el fiscal y el abogado de la familia de la víctima. José María Torres y Mario Paglione, los hermanastros que estaban detenidos desde enero de 2001 acusados de homicidio calificado y robo de automotor, ya regresaron a la localidad cordobesa de Isla Verde, donde viven, luego de escuchar el jueves al mediodía la lectura de la sentencia que dictaron los jueces de Bell Ville José María Roca, Gustavo Garzón y Miguel Prino, integrantes de la Cámara del Crimen de esa ciudad. El fallo fue firmado por unanimidad y sin abundar en detalles dispuso la absolución de los acusados "por el beneficio de la duda", según indicaron fuentes judiciales. La vuelta de tuerca en este caso que puso a los únicos imputados en libertad causó indignación entre los familiares y amigos de Sánchez, que habían viajado de Rosario a Bell Ville especialmente para escuchar la lectura de la sentencia. La mujer y la hermana del chofer asesinado reaccionaron en forma violenta y hasta llegaron a tratar de corruptos a los jueces, además de insultar a los beneficiados con la resolución. Antes de que eso ocurriera se sucedieron nueve audiencias durante las cuales desfilaron testigos propuestos por la defensa de los acusados, como también por la Fiscalía y los querellantes. La lectura del fallo cayó como un balde de agua fría no sólo para los familiares de Sánchez, sino además para el fiscal de Cámara Telmo López Lemma, quien en su alegato final había pedido para los imputados la pena de reclusión perpetua. Carlos Sánchez trabajaba para la empresa Alto Fisherton. La tarde del 22 de septiembre de 2000 recibió una comunicación para tomar un servicio en Buenos Aires al 1600, en donde debía recoger a una mujer y llevarla hacia Casilda. El chofer acudió a ese lugar en su flamante Ford Escort y entró en contacto con la clienta, pero a partir de ese momento se perdió de vista. Tres días días después su cuerpo fue encontrado por un baqueano en un camino rural cercano a Isla Verde. Tenía seis impactos de bala, una treintena de puntazos y golpes en el cráneo y su auto había desaparecido. Cuatro meses después, la policía de Córdoba detuvo a Paglione y Torres cerca de la ciudad de Mendoza y allí mismo ubicó el Ford Escort de Sánchez, que estaba en poder de un abogado de apellido Nieto. Los investigadores ataron cabos cuando detectaron que la llamada telefónica que ingresó a Alto Fisherton el 22 de septiembre había partido desde el aparato celular de Gabriela Paglione, hermana de Mario. El número registrado en la agencia era prácticamente el mismo de la mujer, sólo que un dígito estaba cambiado. La chica trabajaba como prostituta en un departamento de Buenos Aires al 1600, hasta donde había llegado Sánchez antes de desaparecer. Para el fiscal López Lemma quedó probado en la causa que Paglione y Torres "cuidaban a su hermana y a otras mujeres que trabajaban allí y que cuando llamaron a la agencia para contratar un remís dieron esa dirección. También se comprobó por diversos testimonios que el día y la hora probable del homicidio ellos estaban de viaje hacia Córdoba para supuestamente visitar a un pariente".
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