Año CXXXV
 Nº 49.484
Rosario,
martes  21 de
mayo de 2002
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Es hora de decir basta

Ya es hora de decir basta. El aumento de los precios en los artículos de primera necesidad, en particular los que integran la canasta alimentaria, son escandalosos. En forma urgente se debe hacer algo, porque esto hará explotar la cacerola y la paciencia de la gente. El ministro de Economía se ha enojado porque un funcionario intentó frenar esta escalada vergonzosa de los precios sugiriendo la aplicación de la ex ley de abastecimiento, pero no comentó nada sobre el picnic que se están haciendo las multinacionales productoras de los mismos. Los consumidores y los pequeños y medianos comerciantes tenemos que hacer un frente para hacer retroceder los precios a los existentes en el mes de diciembre pasado. Las grandes empresas productoras de alimentos y necesidades del hogar hicieron grandes negocios en las épocas de las vacas gordas. Hoy, que soportamos los resultados de las políticas de sus centros financieros, deben asumir el riesgo empresario y no pretender que el pueblo con sus magros ingresos soporte sus consecuencias. La ley de abastecimiento 20.680 se aprobó precisamente para poner coto al afán de lucro de los grandes capitales que abastecían al comercio minorista con sus productos alimenticios. Hoy no debe temblarle la mano a nadie para su aplicación. O se está con el pueblo o se está en contra, no hay otro camino. Que en cada cuadra, en cada manzana, en cada barrio se autoconvoquen los vecinos consumidores y constituyan una junta de defensa del consumidor y debatan los caminos a seguir en defensa del consumo, es decir, en defensa de la vida. Ninguna vecinal u organización no gubernamental de bien público puede permanecer callada ante una situación que se hace insostenible. Mucho menos las organizaciones sindicales o comisiones de delegados ante el achique de los salarios por el elevado costo de la vida. Es la opinión de un vecinalista independiente.
Manuel Silvestre Díaz


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