Año CXXXV
 Nº 49.484
Rosario,
martes  21 de
mayo de 2002
Min 10º
Máx 20º
 
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El País
Sociedad
El Mundo
Policiales
Escenario
Ovación
Suplementos
Servicios
Archivo
La Empresa
Portada


Desarrollado por Soluciones Punto Com





cartas
Las lecciones de historia

Para entender el movimiento de mayo de 1810 y su conclusión, la independencia lograda el 9 de julio de 1816, debemos retrotraernos a la formación del Virreinato. Cuando la capital estaba en Perú las regiones del noroeste del actual territorio argentino eran parejas en su desarrollo, siendo la más importante la de Potosí. Cuando en 1776 se crea el Virreinato del Río de la Plata con capital en Buenos Aires se produce una rápida y perjudicial situación para el interior pues el país se da vuelta y se pone en plano inclinado hacia la capital, la cual comienza a manejar el territorio produciendo el llamado centralismo, en perjuicio de lo que había sido el próspero interior. Luego de haber sido derrotados los ejércitos del imperialismo británico en las invasiones inglesas de 1806 y 1807, se produce uno de los hitos más importantes de la etapa prerrevolucionaria: en Buenos Aires quedaron dos ejércitos, el español que respondía a Alzaga y el criollo que respondía a Saavedra, debido a la huida del virrey Sobremonte ante los acontecimientos descriptos se designó como virrey interino a Liniers. La invasión napoleónica a España y la detención de Fernando VII hicieron que los españoles en Argentina soliciten un nuevo virrey a España e intentaron desplazar el 1º de enero de 1809 a Liniers; entonces intervino Saavedra, quien con su ejército de patricios anuló la intentona y desarmó el ejército español. A partir de ese momento en Buenos Aires quedó un solo ejército, el criollo, y un hombre fuerte, Saavedra. Cisneros fue dejado de lado al carecer de poder político y militar. De esa forma el poder militar representado por Saavedra es el que impone junto a los patriotas revolucionarios la teoría teocrática de los padres Suárez y Vitoria, que sostenía que el poder venía de Dios, el cual lo trasladaba al pueblo, imponiendo la Primera Junta de Gobierno, siendo designado Saavedra como presidente. Como un estigma que ha sido una constante a lo largo de nuestra historia dos tendencias se enfrentarían para siempre sin pedir ni dar cuartel: Saavedra, criollo de Potosí, planteaba el federalismo proponiendo la junta grande. Moreno, representante de los hacendados de la burguesía mercantil porteña y abogado de los intereses españoles en el río de la Plata, proponía el Primer Triunvirato. El contexto social, político y económico de aquellos tiempos fue tan turbulento que la situación de Buenos Aires se tornaba ambivalente, cuando veía la posibilidad de éxito respaldaba gobiernos centralistas y porteños, cuando fracasaba abría el juego a la participación del interior. Como ahora. ¿No le parece, estimado lector?
Ricardo Carreño


Diario La Capital todos los derechos reservados