En Sicilia el asombro fue nuestro compañero inseparable de viajes. La isla sorprende por la contundencia de su geografía marítima y montañosa, pero además depara los misterios de un viaje hacia un pasado de luchas, saqueos, dominaciones y gloria. Una de las leyendas convertida en historia (algo bastante frecuente en Sicilia) es la que tiene como protagonista a Dionisio, tirano plenipotenciario de Siracusa, por entonces en poder de los griegos. Los relatos cuentan que el tirano hizo construir una gruta como prisión en la latomia del Paraíso donde encerraba a los prisioneros para poder escuchar lo que decían desde una abertura colocada en la parte superior. La gruta, denominada "la oreja de Dionisio" por el pintor Caravaggio, es una formación artificial con forma de embudo que se asemeja a un pabellón auricular no sólo por su forma sino por las cualidades acústicas que permiten amplificar hasta el más insignificante de los sonidos. Sea por el profundo significado de la leyenda o por la altura de esos imponentes bloques de piedra blanquecina de la latomia (antiguas canteras donde los griegos extraían piedras para la construcción de caminos, templos y obras de defensa), la gruta conmueve de sólo imaginar el sufrimiento de los opositores al régimen tiránico, quienes además eran los encargados de la extracción del material de las canteras. La conmoción se traduce en los rostros de quienes la visitan. Y no falta quien pregunte al guía, dónde se ubica aquella misteriosa abertura por donde solían escuchar las conversaciones de los prisioneros. La latomia sólo puede visitarse parcialmente debido a los efectos de los movimientos sísmicos generados a través de los siglos. Esto provocó el derrumbe de algunas grutas y otras presentan un debilitamiento de su estructura que hace peligrar la presencia humana en el lugar. Sin embargo, "la oreja de Dionisio", permanece intacta como testigo de una época. La dominación griega sobre Siracusa culminó con la presencia romana en la isla. Luego sufrió la invasión de los francos, godos, bizantinos, árabes, normandos y suabios. Hoy la ciudad de Siracusa es un territorio rico en antiguos testimonios que subyugan y conmueven a turistas de todo el mundo. Silvia Taibi
| |