Año CXXXV
 Nº 49.483
Rosario,
domingo  19 de
mayo de 2002
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Un caso de apremios resuelto con dos testigos
Vieron cómo tres policías golpeaban a una prostituta y se animaron a contarlo. Los autores están procesados

Jorge Salum / La Capital

Mónica L. estaba sentada frente al televisor cuando vio la denuncia que una prostituta hacía pública en un noticiero del mediodía. La mujer tenía un gran moretón en la mandíbula y estaba diciendo que la habían golpeado arteramente unos policías que la detuvieron en la calle y luego la condujeron a una comisaría. En el acto supo de qué se trataba: ella misma había presenciado el episodio en vivo y en directo, la noche anterior, mientras caminaba hacia su casa.
Así, por casualidad, se enteró que la víctima había denunciado el caso ante un juez penal de turno. Entonces tomó la decisión de comprometerse y fue espontáneamente al juzgado a declarar lo que había visto. El suyo no fue un testimonio más: terminó siendo clave para la causa, igual que el relato del cliente de la prostituta que estaba con ella cuando los policías la agredieron y que se animó a contarlo pese a su incómoda situación.
Después de comparar las declaraciones de estos dos testigos y de la víctima con el descargo de los agentes, que negaron las acusaciones, el juez de Instrucción Nº 9, Carlos Alberto Carbone, entendió que debía procesar a los policías por apremios ilegales. Así lo hizo y la medida quedó firme, de modo que ahora serán juzgados por ese delito.
La investigación se inició con la denuncia de Norma Estela Acosta, quien el 24 de agosto del año pasado se presentó ante Carbone y contó que los uniformados la detuvieron en la vía pública y la agredieron a puñetazos y patadas, primero en la calle y luego en la seccional 5ª. Un médico forense constató que la mujer tenía lesiones en todo el cuerpo y el magistrado abrió una causa para averiguar qué sucedió, cuál fue el móvil de la agresión y quiénes fueron los autores.
Acosta dijo que uno de los policías le tenía bronca porque ella ya lo había denunciado y que este había prometido vengarse. Por eso cree que la siguieron y la interceptaron en Mitre y Rueda cuando acababa de salir de un hotel junto con un cliente. En el operativo contra la solitaria prostituta participaron nada menos que cuatro patrulleros del Comando Radioeléctrico. A uno de esos móviles la subieron a golpes, y de allí la condujeron a la comisaría de Italia al 2100.
Los policías negaron la acusación pero entonces aparecieron los testigos y todo pareció más claro: el cliente de Acosta dijo que todo sucedió como contó ella y Mónica L. aseguró que vio cuando la bajaban del auto de aquel hombre y la subían al patrullero, a golpes y patadas.
Los acusados son Ireneo Olegario Fretes, Abel Adrián Sotelo y José María Altamirano. Están procesados y con prisión preventiva. Los apremios ilegales, el delito por el que se los acusa, se castigan con penas de prisión de 1 a 5 años.


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