Año CXXXV
 Nº 49.483
Rosario,
domingo  19 de
mayo de 2002
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Las dos derechas que avanzan en Europa
Ganan conservadores democráticos -Chirac- pero también los extremistas xenófobos -Fortuyn-

Leonardo Graciarena / La Capital

Hace poco más de dos años que la derecha avanza entre los quince socios de la Unión Europea. A fines del siglo pasado, la izquierda mandaba en Europa: 11 de los 15 países de la UE eran gobernados por partidos o coaliciones socialdemócratas. Sólo Irlanda, España, Luxemburgo y Bélgica estaban en manos de conservadores. Sin embargo el mapa del viejo continente cambió de color ideológico. Desde la irrupción del austríaco líder populista Jörg Haider, el 3 de octubre de 1999, en Austria, Italia, Dinamarca, Portugal y ahora Holanda, la derecha ganó el espacio suficiente para gobernar. A esto debe sumarse el amplio triunfo del centroderechista Bertie Ahern en Irlanda, quien seguirá al frente del país.
El último ganador socialdemócrata en Europa fue Gerhard Schroeder en octubre de 1998, cuando obtuvo la jefatura del gobierno alemán. Justo un año después, irrumpió la figura del populista austríaco Jörg Haider con su Partido de la Libertad que, por ser segunda fuerza, se incorporó a la coalición de gobierno encabezada por los democristianos. En mayo de 2001, Silvio Berlusconi y la alianza Casa de las Libertades derrotó a la coalición de centroizquierda de El Olivo y se quedó con el poder. En noviembre del año pasado, en Dinamarca el liberal de derecha Anders Fogh Rasmussen formó gobierno con el Partido Popular y el apoyo externo de un partido xenófobo, desplazando a la coalición socialdemócrata. Y en marzo de este año los socialistas portugueses perdieron la mayoría parlamentaria a manos de la una alianza entre centroderecha y nacionalistas.
Hace pocos meses David Walker, analista del diario británico The Guardian, aseguraba: "Los partidos de derecha tienen la pole position" en cinco de los seis países que van a las urnas este año.
En cuanto a la extrema derecha, en Francia, si bien perdió por paliza en segunda vuelta, Jean Marie Le Pen obtuvo 6.000.000 de votos; en Holanda, la lista del asesinado líder xenófobo Pim Fortuyn logró colocarse como segunda fuerza con 26 bancas en un Parlamento de 150, lo que la pone con un pie dentro del futuro gobierno.
En una semana será el turno de Suecia (el 22). Luego vendrán las legislativas en Francia, el 9 y el 16 de junio, y los comicios en Alemania en septiembre.
En base al tridente inmigración, salud y criminalidad, en Holanda la lista Pim Fortuyn irrumpió en la escena holandesa. La lista fue creada hace escasos tres meses y su homónimo líder, rara combinación de gay y xenófobo, fue asesinado diez días antes de los comicios, en un país que se caracterizó desde siempre por su liberalismo y tolerancia religiosa.
Los analistas aseguran que, aunque desde la tumba, Fortuyn logró conquistar el apoyo no sólo en la extrema derecha, sino también en una población cansada de un gobierno de centroizquierda que no supo cómo resolver los problemas que planteó su sociedad de Primer Mundo.
¿La ultraderecha holandesa es lo mismo que su homónima francesa? Cuando se habla de derechas, el italiano Silvio Berlusconi no es equivalente al francés Jacques Chirac o al alemán Edmund Stoiber, y sus electorados tampoco.

Tenderos tranquilos y lepenistas
Periodistas extranjeros que realizaron la cobertura de las elecciones francesas coincidieron que uno de los detalles que llama la atención en los mítines de Le Pen es que los seguidores del líder ultraderechista suelen ser "tenderos, pequeños comerciantes, obreros y gente de orden, muy al estilo de esas hordas de turistas que en julio atraviesan los Pirineos al volante de peugeots y citroëns de gama media y con la vista puesta en los menús del día de los restaurantes y las ofertas de los supermercados".
Según estudios recientes, el electorado holandés donde realizó su cosecha el asesinado líder xenófobo fue el de "votantes varones jóvenes, de bajo nivel cultural e ingresos medios, para quienes el radicalismo ofrece soluciones rápidas".
Pero más allá de los electorados, el filósofo italiano Paolo Flores d'Arcais alertaba al finalizar la primera vuelta en Francia en el diario el País de Madrid: "Toda Europa está en peligro. Toda Europa, y no sólo Francia, padece una democracia enferma. En efecto, en todas partes de Europa, casi un elector de cada cinco elige el más feroz y obtuso populismo antidemocrático (y a menudo xenófobo)". Y profundizaba: "En todo país europeo existen ahora dos derechas, una conservadora pero liberal, y otra decididamente ajena y enemiga de las leyes fundamentales de la democracia. Esta segunda derecha -que por comodidad definiremos como populista- ya no es marginal. Ahora es una presencia sólida y condicionante. La derecha conservadora, pero democrática, puede adoptar sólo dos actitudes frente a la derecha populista y antidemocrática: la de Chirac, de condena explícita, de rechazo total, hasta el punto de preferir una derrota electoral (y, por tanto, la victoria de la izquierda), con tal de no pedir sus votos en la segunda vuelta (ocurrió en las pasadas elecciones legislativas, ganadas por Jospin). O la de Berlusconi (que con formas más sofisticadas parece también la elección de Stoiber), según la cual los enemigos están sólo y siempre a la izquierda".


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