Jenín. - Por primera vez en cinco meses, el líder palestino Yasser Arafat recorrió ayer las ciudades cisjordanas de Nablús, Belén y Jenín, y les aseguró a los palestinos que tendrán su propio Estado, restando importancia a la negativa votación del partido gobernante israelí Likud. Arafat visitó la basílica de la Natividad en Belén -que estuvo bajo un cerco israelí de cinco semanas-; Jenín (escenario de una devastadora ofensiva israelí) y Nablús, buscando reafirmar su liderazgo de los palestinos.
"Vamos a Jerusalén con millones de mártires. A Jerusalén nos dirigimos. Jerusalén es la capital de nuestro Estado independiente de Palestina, no importa quién esté de acuerdo y quién no", expresó un desafiante Arafat a una multitud en Nablús, en el norte de Cisjordania.
Arafat visitó Jenín, pero no el campo de refugiados, donde los palestinos acusaron al ejército israelí de haber cometido una "masacre y crímenes de guerra". Israel negó tales acusaciones. El Estado hebreo se negó al envío de una misión de la ONU que investigara lo ocurrido en Jenín.
En anteriores ocasiones, similares declaraciones de Arafat fueron interpretadas por el gobierno israelí como una incitación a los atentados suicidas. "Aquel que habla de millones de mártires es culpable, aquel que lanza llamados a la violencia es culpable, aquel que financia al terrorismo, es culpable, aquel que envía terroristas a cometer atentados es culpable", afirmaba el 7 de mayo el primer ministro israelí, Ariel Sharon.
Bajo la sombra del Likud
El viaje comenzó poco después que el comité central del derechista partido Likud votó en contra de un futuro Estado palestino, provocando la condena de los países árabes y preocupación en todo el mundo. La votación de Likud se realizó el domingo por la noche en una acalorada convención de ese partido en Tel Aviv, y el resultado representó una victoria para el ex líder israelí Benjamin Netanyahu sobre el primer ministro Ariel Sharon en la disputa por obtener el liderazgo de esa organización política.
Sin embargo, reiterando los comentarios que hizo después de la votación, Sharon expresó ayer a los legisladores del Likud que él, no el partido, decidirá la política a seguir en torno al proceso de paz. "Dos tercios de los votantes me eligieron para tomar decisiones, y lo he hecho", dijo Sharon. "No permitiré que consideraciones políticas internas o tretas interesadas determinen la política".
El funcionario palestino Saeb Erekat dijo que este voto demostraba las verdaderas intenciones de Israel y que aumentará la frustración de los palestinos en su levantamiento de 19 meses contra la ocupación israelí. Diversos funcionarios europeos también dijeron que la votación perjudicará la búsqueda de la paz y Estados Unidos, el más fuerte aliado de Israel, reiteró su respaldo a un futuro Estado palestino.
Sin embargo, analistas políticos israelíes indicaron que la decisión por parte de un foro del Likud repleto de partidarios de Netanyahu tendría poco o ningún impacto en las acciones de Sharon. El primer ministro ha hablado de la creación de un Estado palestino al final de un largo proceso de paz. Desde entonces ha dicho que es prematuro hablar de un Estado y ha instado a la Autoridad Palestina de Arafat a implementar reformas profundas como condición previa a negociaciones.
Arafat, quien estuvo confinado por un cerco israelí de cinco meses en sus oficinas de Ramala, voló a la ciudad bíblica de Belén en un helicóptero jordano y fue recibido por seguidores cuando entraba a la basílica construida en el lugar donde según los cristianos nació Jesucristo. Su visita al templo se produjo tres días después de que llegara a su fin un enfrentamiento de cinco semanas entre el ejército israelí y militantes palestinos que se habían refugiado en la basílica de la Natividad.
Tras un acuerdo entre ambas partes mediado por Europa, 39 palestinos fueron enviados a Chipre y la Franja de Gaza."Este lugar estará siempre en nuestras mentes y corazones", aseguró Arafat.
Sharon ha fracasado en su intento de lograr el apoyo estadounidense e internacional para aislar a Arafat, cuya popularidad entre su gente aumentó aun más durante su confinamiento. Sin embargo, las ofensivas militares israelíes destruyeron el mes pasado infraestructuras a través de Cisjordania, socavando las posibilidades de Arafat para gobernar. (Reuters, AFPy DPA)