| | Editorial El futuro en crisis
| Existe un prisma infalible para contemplar el estado de una sociedad, y es de qué manera trata a sus niños. Es que los más pequeños no sólo representan la continuidad de los proyectos y la vigencia de las ilusiones de un país, sino -concretamente- su futuro. De allí que la frialdad de las cifras, que revelan la magnitud de la catástrofe, dé paso a la consternación cuando se revela que en la Argentina de cada diez millones de chicos menores de 14 años, seis millones están bajo la línea de pobreza y, de éstos, se calcula que dos millones y medio son indigentes. Cierto es que, según datos de la Organización de las Naciones Unidas, uno de cada cuatro niños que nace en el mundo lo hace en condiciones de extrema pobreza, es decir en familias que ganan menos de un dólar por día. Y si se alude a los países eufemísticamente denominados "en vías de desarrollo", esa proporción crece a uno sobre tres. Pero lo grave, en específica relación con la Argentina, es el incremento dramático del fenómeno en los últimos años y, fundamentalmente, en los últimos meses, como consecuencia -en el primero de los casos- de la implantación de un modelo económico que se basó en la concentración de la riqueza y, en el segundo, de la inflación disparada tras la devaluación del peso. Se trata, para este país, de un fenómeno nuevo: nunca se habían visto en la Argentina los niveles de miseria que es dable contemplar ahora, cuando se asegura con fundamento que la mitad de la población ha caído por debajo de la línea de pobreza. Corresponde, ante la inédita emergencia que se vive, apelar a las reservas de fe y encarar las transformaciones políticas, económicas y culturales que permitan revertir el drama. Y también debe recordarse -porque la afligente coyuntura nubla la vista de todos- que la crisis del presente es, también, el preanuncio de la crisis del futuro. Quienes nacen y crecen en el marco de tantas carencias serán, ya adultos, los argentinos del mañana. Auxiliarlos hoy representa rescatar al porvenir de un fracaso aun más profundo que el pozo en que ahora se encuentra sumergida la patria.
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